2025/08/25

Celebra los cambios... aunque sean a peor

"Ch-ch-ch-ch-changes
Turn and face the strange
Ch-ch-changes
Don't want to be a richer man"
(David Bowie)



Cofidis, una de las financieras que probablemente más damnificados tuvo en España durante la última crisis, la financiera que empujó a los insolventes a quienes sus bancos habían advertido de que no debían endeudarse más a lanzarse a adquirir más deudas imposibles de pagar, celebra sus 35 años en España. Quienes se quejan de los inmigrantes que llegan a quitarnos el trabajo nunca se quejan de las empresas que vienen a quitarnos el dinero legalmente. "¿Te crees que soy Cofidis?" expresaba no sólo un slogan para acompañar un marketing salvaje, sino una realidad que llevó a miles de familias a la ruina. 

- ¿Te crees que te voy a prestar lo que sé que no vas a poder devolverme? Para nada, porque yo no tengo los medios de Cofidis para hacerme con tu moto, tu coche o tu casa para resarcirme cuando no puedas devolverme, y sé que no me vas a poder devolver. 

Por supuesto, Cofidis sólo es una marca que simboliza una práctica financiera, como decir Casera sirve para referirse a la gaseosa en general, o Aspirina para cualquier pastilla con acetil-salicílico... Pero su campaña de supuesto seudoaniversario (¿quién celebra los 35 años de algo? ¡Venga ya!), en realidad su campaña de marketing que señala los primeros indicios del próximo estallido de burbuja, de la próxima crisis, pretende enarbolar la propiedad intelectual de la extorsión financiera a los alucinados consumidores que gastan en lo que no pueden ni deben gastar. "Porque tú pensabas que Cofidis era para otros", que sólo era cosa del lumpen ignorante que no sabe calcular las consecuencias financieras de sus actos de consumo. Pues no, también para tí, clase media con estudios. También tú puedes meterte en una vorágine de consumo conspicuo y endeudamiento creciente hasta el infinito, hasta que sólo tengas tu coche, tu casa, para arreglarlo. Sí, también tú, maestro, enfermera, profesor precario, contable agobiado porque con la hipoteca, las letras del SUV y los 15 días de apartamento en agosto, tus hijos no pueden además llevar el mismo Iphone y las mismas camisetas que sus compañeros de concertado... No te cortes.

Los 35 años tienen sentido, porque el siglo XXI empezó en los 90, en la época dorada-borracha de Wall Street. Cofidis celebra, por tanto, los 35 años del siglo XXI. Un siglo que está conduciendo, entre maravillas tecnológicas como también las aportó el siglo XX, a guerras igual de cruentas (aunque cada vez más quienes maten sean las máquinas), pero sobre todo al empobrecimiento relativo general de la población por ejemplo de España, en realidad de Occidente (luego vamos a ello). Cuando se habla de decadencia de la clase media (que lo es, y la clase media cumple funciones de equilibro y estabilidad esenciales en las sociedades capitalistas, en realidad en todas las sociedades) en realidad se habla de la decadencia global, porque la "clase media" sólo es una operación matemática que incluye a la mayor parte de la población.

El siglo XX, con la emergencia de la socialdemocracia como único freno efectivo a las alocadas revoluciones comunistas (que conducían a sociedades tiránicas que lo único que alimentaron fue el fascismo, como reacción salvaje a revoluciones salvajes), se produjo el proceso de mayor movilidad e igualación social de la Historia escrita (sigamos soñando con las virtudes del Comunismo Primitivo). En algo más de medio siglo el grueso de las comodidades de las clases altas llegaron a las clases bajas, desde las mejoras higiénicas que multiplicaron la esperanza de vida a las bodas en las Seychelles.  Sí, a costa de que en algunos casos pasaron de ser comodidades a incomodidades, pero dejamos eso ahora, que ya he pasado medio siglo hablando de éso ¿vale?. 

Sin embargo el siglo XXI está trayendo un fenómeno inverso, que habrá que analizar más seriamente (uno de tantos asuntos pendientes para la jubilación que probablemente sigan quedando pendientes). La cosa empezó con los productos baratos (de mala calidad, inútiles a menudo) chinos. Al principio las tiendas "Todo a 100" (pesetas) inundaron los barrios humildes. Pero crecieron hasta convertirse en hipermercados, que sólo han empezado a decaer (y están decayendo) cuando sus connacionales han encontrado en la venta online que ni siquiera tienen que emigrar a Occidente, desde su remota provincia de China pueden vendernos lo mismo por Temu, Shein, AliExpress... Al principio los Dacia de una Rumanía que ni estaba aún en la UE eran para los rústicos más pobres, ahora que ni se fabrican en Rumanía, sino en Marruecos, están en manos de los miembros (y miembras) menos acomplejados de la clase media. Y bueno, Cofidis, su anuncio, es por ello una perfecta expresión de este proceso: ¿Creías que no era para tí? Pues sí, "piltrafilla". Ya es también para tí. "Prepárate a morir"

Naturalmente, todo esto referido a Occidente, que es el objeto de esta reflexión. Por supuesto que en términos de Sociedad Mundo, de Urbe Global, todo este empobrecimiento relativo de Occidente (no de sus élites, por supuesto, sino de su población) significa un cierto giro de la sartén, en beneficio de eso que genéricamente llamamos el Sur Global. Lo cual bien podríamos considerar que es buena cosa. ¿O no?

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