Salvo que entendamos la libertad en el sentido en el que la entendía el lema de Una, Grande y Libre del franquismo, decir que este año, y encima desde enero, se cumplen 50 años de España en Libertad no es una falacia. Es una estupidez, no sé si fruto del naïvismo o de la mala fe de algún asesor.
Claro que quienes no estaban allí no pueden saberlo. Ninguno de los miembros del gobierno, ni de sus asesores, ni de los jefes de filas y asesores de quienes lo sostienen, ni seguramente de la mayoría de los miembros de los grupos que lo sostienen en el Parlamento, estuvieron allí. La edad media de ellos es de 50 años y la de las mujeres de 49 (algo superior que en la anterior legislatura, porque el rejuvenecimiento que trajo el populismo se acabó: la mayoría son repetidores, y ahí se quedarán de por vida salvo que los pillen en un Errejón o un Ábalos).
Alguno puede que incluse estuviese, pero de la mano, acompañando a su padre o su abuelo al Salón de Columnas del Palacio Real, a darle el último y lacrimoso adiós al dictador, al hasta que estuvo bajo tierra, Caudillo. Algún día la IA dará un susto a más de uno cuando la pongan a analizar la grabación de aquel velatorio, servido en riguroso directo, completo, por TVE.
Lo que empezó al día siguiente de aquel entierro fue una larga Transición HACIA la libertad. No EN LIBERTAD. Una transición que para algunos pudo concluir con ese meme de la legalización del Partido Comunista, para otros con las primeras elecciones, o con la aprobación del referéndum de la Constitución.
La extensión de la Transición está sujeta a posible debate, como ocurre siempre en la Historia, de naturaleza ideológica más que historiográfica. Para mí concluyó (visto desde hoy, seguro que entonces lo habría evaluado de otra forma) en 1982, cuando el PSOE ganó las elecciones. Y eso ocurrió cuando un PSOE, desligado del largocaballerismo y de aquellas Juventudes Socialistas que terminaron siendo comunistas, volvía al gobierno de España sin voluntad revolucionaria. Venía a gobernar para todos, a construir derechos y bienestar para todos, o para los más posibles. Una Transición en cualquier caso que para algunos fue cómoda, muy cómoda, para otros dolorosa, para otros agitada.
Pero para nada "en libertad". Al menos para mí. Yo no puedo recordarla así. Tras la muerte de Franco recibí los únicos porrazos que recuerde en manifestaciones, aunque eso es puro azar, simplemente nos confiamos en algunas (bueno, también guardo recuerdo de algún porrazo previo al óbito, en la salida de un encierro).
Pero los porrazos de las manis normales eran lo de menos, casi un folclore. Hubo cosas peores durante aquella transición. Cubrí una manifiestación (en cuya organización había participado) con muerte, la de aquella chica, Gladys del Estal. Por cierto, mira tú que no lo recordaba, aquí tenemos una foto de Mario Gaviria en una manifestación comme il faut (ahí agachado a la derecha, cubriéndose de las pelotas de goma con núcleo de hierro y los botes de humo; el de la izquierda creo que es uno de Cascante; el autor de la foto, yo).
Andalán, Num 221 - 8 al 14 de junio de 1979 -
Y estuve en alguna otra con muerto (estaba en Pamplona aquel 8 de julio de 1978 en que se dispararon 140 balas de fuego real, con 7 heridos de bala y un muerto,
un chaval de la LCR que sólo tenía un año más que yo). Pero no me rozó nada en aquella ocasión, de hecho a lo que había ido era a los sanfermines.
Por supuesto hablo de lo que yo he vivido, no voy a hablar de los Sucesos de Vitoria, fruto del Fraga de "la calle es mía" y del Martin Villa luego convertido en gran empresario sin haber creado una empresa en su vida, o de tantos otros episodios sangrientos de represión (luego están los crímenes de ETA, pero no toca en esta pantalla, que se dice ahora).
Y tras el (primer) entierro tuve además mis tres únicas detenciones de mi vida, una de ellas con ficha y otra con riesgo real de desaparición. La primera en 1977, poniendo carteles anunciando el siguiente número de la revista
Andalán, un cartel que reproducía la portada (y que ciertamente podría considerarse propaganda electoral pero no pedía el voto para ningún partido concreto) en la noche de reflexión. Lo cuento
por aquí. Esa fue con ficha, porque efectivamente nos querían acusar de delito electoral. Pero nos sacaron por la mañana los abogados de la revista, y se quedó en nada.
La segunda, el 1 de febrero de 1981, tras encadenarnos en la Plaza de España de Zaragoza, como anticipo de la
manifestación que habíamos organizado (desde el
Frente del Ebro) para el día siguiente contra el trasvase del Ebro, y que fue una de las más masivas celebradas nunca. Aquella detención fue bastante ligth, pero la detención no nos la quitó nadie. Por estar encadenados a unas rejas, mira tú qué peligro. Eso sí, no hubo hostias, ni malas palabras.
Aragón Express, 1 de febrero de 1981
Y la tercera se produjo apenas tres semanas más tarde, aquel fatídico 23-F, en Alicante. Lo con
té aquí a principios de siglo, así que no me repito. Fue sin duda la más peligrosa, aunque sólo al salir en libertad fuimos conscientes de ello. Empezamos la tarde debatiendo sobre urbanismo con concejales y gentes de asociaciones de vecinos de Alicante, y podíamos haber terminado la noche desaparecidos, si aquello hubiese ido a más, o Milans del Bosch no se hubiese rendido.
Por supuesto ni tengo recuento otros extras, de la cantidad de veces que me pidieron la documentación por mis actividades como periodista, como agitador ecologista, o como investigador, con la metralleta apunando. Ni de las amenazas, unas explícitas, otra sibilinas. O vigilancias constatadas.
Y eso que mi Transición no la considero de alto riesgo. Un poco alocada nada más, siempre huyendo lo mismo de los violentos ue de los trepas de la política.
Así que NO, tú no estabas ahí en 1975, y por eso ignoras de forma palmaria que ahí no se empezó a vivir "España en Libertad". Ni mucho menos, ignorante. Algunas libertades, en lo que a la vida cotidiana se refiere y a pesar de los relatos victimistas, ya venían alcanzando
bastante antes. Pero plenamente "en libertad política" no se viviría en España hasta los años 80 (salvo en el País Vasco, donde ETA no permitió vivir a todos en libertad hasta el siglo XXI).
Yo esperaré hasta el 2032, si llego, para celebrar los 50 años de España en Libertad. El 28 de Octubre de ese año compraré unos dulces y abriré una botella de champán. Lo pongo en la agenda de Google.
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