La oposición conservadora (lo que los míos, desde detrás de la muralla, han dado en llamar la fachosfera) aprovecha la libre circulación de la información para sacar ala luz los trapos sucios de algunos de lo que podríamos denominar left.jet.press, los jerarcas del periodismo que podríamos llamar "de izquierdas" (aunque a alguna como la Palomeras yo la consideraba casi de Fuerza Nueva hace unos años, y otros y otras simplemente se han ido adaptando a quien puede pagar en cada momento, de Franco a Sánchez). Se trata de las estupendas colocaciones de sus hijos, a menudo precisamente como periodistas, en puestos que cualquiera calificaría como enchufes si se trata de hijos ajenos, pero nunca del propio.
Sin embargo ¿por qué extrañarse de que las élites se reproduzcan? Ya lo dicen los sociobiólogos de toda calaña: son los genes, güey.
Para unos es el gen egoísta, para otros la importancia del altruismo en la selección natural, pero bien entendido que el altruismo empieza en casa. Y los modernos con la "reciprocidad fuerte" de los grupos culturales.
Afortunadamente la deriva genética, el caos, más el azar de las mutaciones tontas, es la que sigue produciendo tanto las más grandes mentes para las matemáticas y la ciencia como los más grandes artistas o las piernas más rápidas.
Por eso es natural que los hijos periodistas de los periodistas poderosos estén bien colocados en los puestos... de salida.
Lo que no es natural que sus padres, encima, se victimicen. ¿De verdad aún no hemos asumido que en la Sociedad Telemática, TODO se sabe, se acaba sabiendo, y que la información y la opinión ya no emana únicamente de los focos hegemónicos, que ya no hablan sólo ellos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios están moderados para esquivar a los bots de spam, pero estaré encantado de incluir cualquier comentario que quieras hacer. Anímate a aportar tus reflexiones.