2009/01/12

Acumulación primitiva


Es una hipótesis... He visto últimamente unos fascinantes documentales sobre nuestros ancestros (otro día miro la referencia, y la pongo) que terminan en el punto en que (suponen, claro, porque a mí me fascina la capacidad de presunción de humanidad que tienen los buscahuesos), dice el autor, nos hicimos hombres al adquirir imaginación. Vale, puede ser...
Sin embargo, yo creo que nos hicimos humanos al adquirir la capacidad de intercambio (que presupone la imaginación, cierto, pensar un futuro mejor conseguible con esto o lo otro...). Y ahí está la clave..., en cómo pasó aquello. Se me ha ocurrido al revisar el post anterior (ya saben, siempre se cuela alguna errata vergonzante): hoy al tajo, y de ello se derivarán cosas más positivas. ¿Por qué?

Imaginemos a un tipo ya repelado y con aspecto humano sumido en la ociosa economía de la edad de piedra (aquella fantasía animada de Marshall Shalins, que ya me hubiera gustado a mí verlo a él en la Edad de Piedra). Vale, imaginémoslo... Y ya con imaginación, como el buscahuesos de la estupenda película deduce. ¿Qué tenemos? Pues un candidato a todo tipo de preocupaciones, y consiguientes elucubraciones malsanas, fruto de las relaciones sociales. Sitúense: ya humano, con imaginación, sobrado de recursos (porque entonces la pirámide de Maslow, pues como que tenía muy pocos peldaños aún), con tiempo... sí, exacto, envuelto en líos de pareja. ¿En qué otra cosa pueden entretenerse los humanos despreocupados?.

Y es entonces cuando surgen las auténticas preocupaciones humanas, los verdaderos dolores de cabeza, o de estómago... Bien... Sigamos observando al primitivo (con perdón, es que soy un incorrecto de la muerte, ya sé que debería decir "ser bueno aún no deformado por la civilización, y aún menos por la perversa civilización occidental")... Observamos que usa la imaginación, ¿y qué se le ocurre? ¡Pues qué va a ser! Buscar algo que le permita alejar sus pensamientos de lo que le tiene preocupado. Imaginemos (humanos ya) que se le dan bien las hachas de sílex... Pues nada, ahí se aplica... y se aplica... y se aplica... Pasan los días, y sin darse cuenta tiene cientos de hachas de sílex, y se ha olvidado del desaire de la hija del jefe del clan. Pero ¿qué hace entonces con tantas hachas?. No creo que necesite muchas más luces para descubrir que las puede intercambiar... quizás sin él haberlo imaginado, hasta por la hija del jefe del clan. !Quién sabe!

Norbert Elias yo creo que atisbó algo... Pero no, se quedó muy lejos, porque no fue más allá de las galanterías medievales. No llegó, como acabo de llegar yo en esta epifanía mañanera: los males de amor son el origen del trabajo orientado a la producción, y de la acumulación primitiva de capital. Marx no podía imaginarlo. ¿Pero cómo iba a imaginarlo encerrado en la Bilioteca Británica?


Y claro... De ahí a la burbuja inmobiliaria, todo es ponerse... Seguro que el Pocero empezó con un desengaño amoroso... Y ahí lo tienen: intentando impresionar al jefe de la tribu, como tallista de hace 15.000 años.

3 comentarios:

  1. Artemio: Acabo de leer esta tan original versión de la Acumulación Originaria... jajajajaja, me ha causado mucha gracia!! Está muy buena. Espero que hayas tenido un buen regreso a España.

    Alejandra

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