Religare

Hay quién lo sabe... Envidio a Calamaro no por lo que hace (pues, aunque me gustan algunas de sus cosas, yo podría haberlas hecho mucho mejor si me hubiera dedicado a eso, lo cual les quita bastante valor), sino por haber sido capaz de vivir disfrazado de Dylan y de tocar como telonero auténtico (no como esos payasetes neopijis de Amaral). Quizás aún se entienda más mi profundo respeto por ese viejo verde si digo, aí en público, que no me dediqué a la música porque cada vez que escuchaba a Dylan me hacía más y más consciente de mis limitaciones. Porque puede importarte, o no, que te lo reconozcan. Pero, si no es para ser de lo mejor, ¿para qué ponerse a nada?

Así que, aunque no soy amante de la música en directo, y ni siquiera viajé (andaba acampado yo por La Rioja en aquellos días) a ver a los Rollings cuando vinieron por primera vez a España, y por primera vez tenía dinero, coche (mi primer coche nuevo) y casa en Madrid para permitírmelo, aún así me parecía como un pecado, pese a renuencia a las mitomanías, no acercarme a Mérida, o a Lisboa. Lo miré pensando en hacerlo, de verdad... Busqué las actuaciones en la red, miré dónde vendían las entradas. Si ni siquiera se me hacían caras. Incluso me pasé una mañana, y va y tenían el ordenador estropeado...

Pero acabo de ver, en mi tele regional, un documental de Fernando Merinero (buenísimo, de verdad) sobre una gira de Dylan por España, no sé si la actual u otra. Y la verdad, viendo el personal con el que tendría que compartir campo de fútbol, las tonterías que dicen y hacen, es que se me han quitado las ganas. Seguramente el subconsciente andaba (lo comprobaré con los nuevos binoculares del Pentágono) ya intuyendo algo, porque durante toda la semana se me ha olvidado volver a pasar por la tienda a por las entradas.

Supongo que quiero seguir sintiendo removerse todo mi cuerpo cada vez que vuelva a escuchar Like a rolling stone. Yo, como él, tampoco estaré allí.... Odio las procesiones.

Nota: Y no, el de la foto no es Calamaro... Ni yo, claro.