2025/04/28

El nacionalismo deshumaniza cuanto toca

Artur Mas, el hijo adoptivo político de la familia más corrupta de la Historia de la región, el jefe de una banda (porque Convergencia, más que un partido, era La Banda del 3%) que tuvo que autodisolverse y huir hacia la independencia para intentar construir una Justicia a su medida y servicio, atribuye al Alzhéimer de Pasqual Maragall la denuncia que hizo en el Parlemento catalán. 



Y la gente se ofende, sin duda con razón, por esa utilización, por parte de Mas (condenado por corrupción)  de la enfermedad, esa terrible enfermedad, para intentar (como si las injustas modificaciones legales y la injusta la amnistía no hubieran sido bastante) borrar los latrocinios que marcaron toda una época, su época. Su gobierno.

Pero esa es en realidad una práctica consustancial al nacionalismo. Incluso del que se reclama "de izquierda".



La conversión de los otros en monstruos, como la patriarca de esa familia (de gentes tan feas y contrahechas, por lo demás) consideraba a los inmigrantes del resto de España; como lo hacía el otro monstruo criado intelectualmente al abrigo del nazismo (el del RH, cuyo nombre ni siquiera utilizaré que quede poco a poco borrado en la cloaca de la Historia). 





Digo que esa actitud, considerar monstruosos, enfermos, hez de la Humanidad, a quienes no forman parte de tu tribu (geográfica, cultural o política) es un producto directo e inmediato del nacionalismo tal y como se fue conformando a caballo de los siglo XIX y XX. Su expresión más refinada vendría a materializarse en la Alemania nazi, o Japón, pero de forma más burda también es expresión el estalinismo, que más que una forma de socialismo es otra forma de nacionalismo. Como en realidad lo fue el maoísmo, que como los otros dos, generó millones de muertes. Paradójicamente los nacionalistas que se oponían a Mao eran quienes intentaban desnacionalizar China, insertarla, de una forma glocal, en las corrientes mundiales de la Modernidad. No eran en realidad nacionalistas en el sentido que conocemos, sólo querían que China fuese respetada en sus singularidades pero plenamente partícipe de las ideas de progreso, democracia, libertad y redistribución, los pilares del Estado del Bienestar que se fue construyendo en Occidente mientras el régimen triunfante de Mao conducía el país a un pozo de ruralismo y hambruna. 

Todos ellos por igual, encerraron como locos o enfermos, a sus competidores, a sus desleales, a quienes no comulgaban con sus ruedas de molino. Bien a nivel individual o colectivo. Desnaturalizaron a los grupos humanos que se oponían a su imperio absoluto (judíos, ucranianos, polacos...). 

Por eso lo de Mas el condenado no es una boutade, no es una ocurrencia de mal gusto, una provocación. ES estrictamente Mas, ES estrictamente lo que ellos son. 








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