2023/03/29

Le sobrina loca de la Butler

En los últimos días se suceden los artículos, entrevistas y reportajes sobre la que al pronto me parece como la sobrina loca de Judith Butler: la también filósofa de profesión Carrie Jenkins, que llama a lo que los últimos modernos llamaron poliamor, no-monogamia ética. En realidad es la habitual campaña mediática cuando una editorial potente quiere vender un libro, en este caso el titulado Amor triste, que en realidad viene a hablar de lo mismo que el anterior y el anterior. Parece que sigue el modelo de Byung-Chul Han: en vez de escribir un libro de verdad, escribe tres o cuatro capítulos que vende como libritos independientes. Por cierto que tiene su aquel que su libro se publique en una editorial que en mi juventud relacioné durante muchos años con la Iglesia (de hecho fue en origen una editorial religiosa), la que publicó aquel manualillo de sociología del jesuita Joseph Fischer, o el manual enorme de Rocher que era libro de texto en la Pontificia.

Desde Zizek se asume globalmente que los filósofos forman parte del show business, pero en realidad no es nada nuevo, ya era algo asumido a nivel nacional o subcultural occidental. Los más conocidos filósofos españoles lo son, sobre todo, porque han formado parte de la entelequia mediática del espectáculo. Y no digamos de aquellos "nuevos filósofos" franceses. Pero qué hablamos de "nuevos", si ya Sartre fue un hombre-espectáculo. ¿Sartre? ¿Y qué me dicen de Nietzsche?. En realidad, lo fueron desde su origen profesional en Grecia. 


Osea, que por ese lado no debe sorprender: surge otra artista de la cuerda, que sabe bien cómo atraer igual a periódicos "serios" que a medios sensacionalistas o shows late-nigth. Aquí su tríada completa (provisionalmente, supongo, seguramente ya se habrá modificado la estructura).



En su libro What Love Is And What It Could Be (2017) construye una teoría que pretende explicar "por qué la representación en los medios de comunicación es tan importante para el amor "no tradicional" y por qué encontramos una resistencia tan visceral de las personas que quieren mantenerlo fuera de nuestras pantallas y fuera de la mente de los niños"

Sin embargo es un planteamiento absurdo, fuera de los países islámicos, China o Rusia. En el único programa dedicado formalmente al amor en las televisiones españolas, First Dates, dedicado a citas a ciegas en busca del amor, yo diría que un 10% de las parejas que se proponen son trans, no menos de un 20% de las parejas propuestas promueven el poliamor, al menos un 30% de las parejas propuestas son homosexuales (lógicamente los porcentajes no se suman, pues a menudo las parejas participan de varias de esas etiquetas clasificatorias). Esas formas de amor (o de relación sexual más bien, a la vista de sus expresiones públicas) diversas están por tanto, no sólo presentes, sino sobrerepresentadas en los mass media, pues no tienen nada que ver con su presencia real en la sociedad.

Llega la sobrina loca de Butler. Y hay una lógica.

La pareja heterosexual provisionalmente monógama deja de ser necesaria a la especie para su reproducción. La subrogada sólo es el prólogo, el masaje cultural para aceptar la gestación mecánica. 

Y a partir de ahí, todo sobra.





Continuará (...o no; sólo son notas en marcha)








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