Leo unos modestos cuentos de Solzhenitsyn.
En 1971 me impactó fuertemente "Un día en la vida de Ivan Desinovich", en aquella colección RotaTiva que seguía a costa de tener que pedir luego limosna de tabaco, pero luego desprecié al autor siguiendo el catón de la época. Facha.
Encuentro ahora que Juan Benet (ni soporté sus pedantes artículos, ni su infumable literatura, ni su soviético plan de trasvases), criado entre la élite del Régimen, le deseó al pobre Solzhenitsyn aún más Gulag (cuánta miseria moral arrastramos) por haber dicho esto en 1976:
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