En Secundaria hay una tendencia a una mayor autonomía del profesor, mientras en Universidad es inversa: a reducir la autonomía del profesor. Así que nos enfrentamos a una dinámica paradójica que conduce al absurdo y al desorden educativo: se impone tratar a niños y adolescentes como si fuesen adultos, mientras a los universitarios cada vez más debemos tratarlos como niños. De locos.
En cierto modo, el episodio de los estudiantes de Secundaria en viaje de fin de estudios (como si no les quedasen años de estudio por delante a la mayoría) en Mallorca, contaminados de Covid, expresa muy bien esta realidad, porque están justamente en el momento de paso de la Educación Secundaria a la Universidad. Se les ha permitido irse, a pesar de que muchos aún son menores de edad, como si fuesen adultos, a unas vacaciones de borrachera, en plena pandemia (por más que esté en fase de remisión), pero inmediatamente después (ya están a punto de ser universitarios) se les permite comportarse como niños montando follón en el hotel, escapándose con sus no menos infantilizadas madres, etc.
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