2013/12/06

¿Recuerdo, o más bien olvido de voto?

Los periodistas a veces no dan tregua. Me pillan en la carretera yéndome a comer y me dicen que a las 5 de la tarde se van a pasar por el despacho cámara en ristre para que hablemos del barómetro del CIS.
- ¿Pero de qué en concreto?
- No sé, yo soy de producción, sólo me han dicho que concrete la hora
Echo un vistazo urgente y no hay nada de particular en el barómetro de noviembre.  De hecho, ni siquiera incluye intención de voto. Las preocupaciones de los españoles siguen siendo las mismas. ¿Será porque sube la corrupción a la segunda posición, puesto que ocupa por lo demás cada dos o tres barómetros?. En fin, para lo que suelen necesitar, seguro que basta un vistazo rápido. Y realmente el asunto era poca cosa, un apunte de dos segundos en una noticia.
Pero, es lo que pasa, se mete uno al CIS por una cosa, y acaba tonteando con otras. Y al repasar las preguntas de caracterización sociológica (variables seudoindependientes) encuentro que sí está el recuerdo de voto. Y me planteo hasta qué punto podemos tomar el recuerdo de voto como una variable realmente representativa para un cruce, si tenemos en cuenta que ya sabemos cómo a menudo se oculta el voto real. De hecho, basta comprobar un barómetro realizado sólo un mes después de unas elecciones (cuando salvo unas pocas personas, nadie ha podido olvidar qué voto), y veremos que no se corresponde con  el voto real. Más allá de las desviaciones propias de las muestras. Muchos de quienes han cambiado la orientación de su voto respecto a elecciones anteriores tienden a no reconocerlo cuando se les pregunta; en otros muchos casos tenemos el voto vergonzante (ese que se practica tapándose la nariz) por razones muy diversas. Y es que todos nos recordamos más buenos de lo que somos: por supuesto, la participación electoral, según el recuerdo de voto, siempre es superior a la real: recuerda haber votado bastante más gente de la que realmente votó.
Y me planteo entonces, de perdido el tiempo (osea, aparcando el quehacer productivo del momento) al río, si ese recuerdo de voto, tomando justamente como olvido de voto, podría tomarse como un predictor tan bueno, aunque inverso, como el de intención de voto. El "olvido del voto" no es un tema muy tratado en los análisis electorales. Al menos a mí apenas me suena, aunque no sé mucho de sociología electoral. Una búsqueda del término con estas mismas palabras en Google genera un pequeño caos además de pocos ítems. Si para aclararle al robot el asunto le añadimos PP y PSOE, se reduce a dos entradas, sendas dos crónicas periodísticas de La Vanguardia de 1991 (que lo define como "amnesia electoral", término que me parece mucho más ajustado, aunque podría referirse con más acierto a quienes tras pasar por un periodo de dictadura han olvidado la práctica de votar) y otra de El País de 2004. Si entonces buscamos "amnesia electoral" salen algunas más referencias, en buena lógica casi todas argentinas.
Sería un tema interesante, porque salen cosas muy interesantes cuando analizamos las series históricas de esa pregunta. El gráfico siguiente recoge la evolución del voto recordado desde las últimas elecciones generales (el primer dato de la serie corresponde a los resultados electorales, el resto recoge la pregunta del barómetro del CIS).


Sin duda es más que evidente el creciente olvido de los votantes del PP en las pasadas elecciones (un 33% olvidan haberlo hecho); sin duda arrepentidos de su voto real, borran en su memoria, o ante los demás, tal acto. Y tan acto racional fue probablemente su voto entonces, como su intención de ocultarlo ahora. Probablemente igual de insolidarios ambos: el primero con quienes lo están pasando mal por la crisis, el segundo con la conciencia, que debe asumir la responsabilidad de los propios actos.
Pero eso sin duda era previsible. Como lo era que al PSOE le cueste ganar votos del olvido, o que a haber votado a IU se apunten muchos que no lo hicieron (casi un 10% por encima de sus votantes reales). Pero lo que sin duda me sorprendió, al analizar los fríos datos, es descubrir cómo esa gran esperanza blanca de quienes tienen la bicha en lo que llaman  el PPSOE  (como si UPyD no fuera un partido, y como los más clásicos y por tanto menos democráticos, basado en el culto a la personalidad del líder carismático) no atrae conciencias. No iba a perder más tiempo analizando si eso se corresponde con la intención de voto. Pero el hecho es que, en el siguiente gráfico se observa más nítidamente, la gente también "olvida" haber votado a UPyD en más de un 25% de los casos, casi tanto como quieren olvidar haber votado al PP. Curioso, ¿no?



Como sólo ha sido un entretenimiento, un ratito de pérdida de tiempo, dejo a los expertos y curiosos el análisis fino del asunto.




3 comentarios:

  1. Curioso concepto el del olvido, lógicamente complementario de la denominación propia, recuerdo de voto. Sobre esto sí que hay algunos trabajos especializados, como el que apunto a continuación. Pero la verdad, lo que es explicar, explican bien poco

    http://revintsociologia.revistas.csic.es/index.php/revintsociologia/article/view/347/354

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  2. Con motivo de las elecciones generales de 2008 escribí un pequeño informe por capítulos online para ver si acertábamos los resultados. Uno de esos epígrafes trataba sobre "recuerdo del voto": http://valdeperrillos.com/books/presagios-demoscopicos-elecciones-generales-2008/cuentame-como-paso-votantes-desmemoriados

    Disculpad por la autocita, pero es que si no me cito yo no lo hace nadie : )

    Luis

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    Respuestas
    1. Qué razón tienes... Los outsider no nos citamos ni entre nosotros, al contrario de lo que hacen continuamente los del mamandurrio, que diría una olvidadiza votante del PP; así que o nos autocitamos, o no hay tu tía. Osea que el ciclo se repite, por lo que nos encontramos hipotéticamente ante una ley social, a construir. Pero sigue faltando la interpretación de lo de UPyD

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