Es de risa. ¿A quién no le ha tocado participar en una comisión de contratación y ver cómo se utiliza, o utilizar, según para quién o contra quién, eso de "Sí, sí, pero.... CHAN CHAN CHAN!!!... ¿tiene ISBN?". Y ya no digamos con las revistas... ¿tiene ISSN?... sí, luego llega lo otro ¿tiene factor de impacto? (osea, ¿está autoreferenciada por el oligopolio Thomson-Elsevier-&-Cia?). Y es que es tan verdad eso de que si quieres destruir un componente de calidad, construye un indicador para medirlo....
Vale, me extendía sobre eso en la anterior entrada, y en otras, así que no me extiendo. Sólo que mírense los hartos que están, en las agencias que gestionan en España el ISBN y el ISSN. Tan hartos, que han tenido que generar documentos públicos, llamadas de atención (o de socorro, diríase más bien), referidas, textualmente, a Evaluaciones académicas que entorpecen el trabajo de la Agencia del ISBN, y del mismo modo, en la Agencia del ISSN se lamentan de que "La mayoría de las convocatorias de las agencias de evaluación académicas exigen el ISSN en las publicaciones aportadas. Esta exigencia supone un problema para el Centro Nacional del ISSN". Ambas proclaman una y otra vez que la posesión de ISBN, o ISSN, no es en absoluto indicador alguno de calidad, ni nada que se le parezca.
¿Verdad que da risa? ¿O pena? Pero sobre todo... ¿Alguien cree que esa evidencia va a modificar en un ápice los malos hábitos de los manipuladores de la calidad?
Que la realidad no te estropee un indicador. O como decía aquel, que la realidad no te estropee un buen titular. Y así decía el otro, que la caída de los mercados no te estropee un buen modelo econométrico.
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