Por si algún malpensado piensa que eso bien podrían ser las Bardenas, por Sancho Abarca o cerca, véanse las fotos ampliadas en nueva ventana, y obsérvese la profundidad. Pero, sobre todo, en Bardenas no hay ciervos gigantescos paseándose con su chicas por las carreteras, que cruzan conscientes de que, allí, ellas mandan.
Ni hay aeropuerto y estación de ferrocarril cuya única función son trasladar turistas (lo de la avioneta o el helicoptero era tentador, pero demasiado caro para correr el riesgo, bastante probable, de en vez de disfrutarlo, echar la pota).
Y la prueba del 9... en Bardenas no está el Oso Yogi
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