2012/10/17

Recuperando tacita a tacita los déficits fiscales

Hace unas semanas me contactaron de la Oficina del Medio Ambiente (sic) de mi universidad, para hablar de "economía ambiental" en unas jornadas de "economía ambiental dentro de un desarrollo sostenible"(sic). Les dije que no, por algo tan simple como que yo no soy economista, ni hago "economía ambiental".

Y hoy el secretario de mi facultad (la de Económicas y Empresariales, que aprobó hace diez años pasar a denominarse de Ciencias Sociales, pero nunca se aplicó) nos envía el anuncio de las jornadas, que ahora parecen ser un curso, o ciclo, o qué se yo. El contenido presenta un cierto cacao, que yo intuía ya de origen, pues se mezclan peras con manzanas e incluso con champiñones. Normal, teniendo en cuenta la escasísima formación en materia socioeconómica de nuestros ambientólogos (nula en el caso de los biólogos y químicos, que son quienes realmente hacen de ambientólogos).



Me sorprende que no figure entre los ponentes ningún compañero economista de mi Facultad, a pesar de que algunos hay (poquísimos, ciertamente) que por una u otra vía se acercan o tratan temas ambientales. Y me hace sentir un poco mal porque si yo hubiese aceptado, al menos aparecería alguien de la Facultad. Y de esta forma, nada (por lo demás, como no se celebran en el entorno de la Facultad de Económicas, sino en el de la de Ciencias, pues tampoco se enterarán del baldón nuestros alumnos).

Pero cuando reviso un poco más detenidamente el programa, veo que todo tiene un sentido. Pues descubro que para hablar, nada menos que de “Influencia del medioambiente en la empresa y los sectores económicos de Extremadura” viene un economista  "del Colegio de Economistas de Cataluña" -oigan, que esa es su carta de presentación, que no es coña-. Espero que al menos haya pasado alguna vez de vacaciones por acá.

Así que ya no me siento mal por no haber contribuido a que mi Facultad de Económicas y Empresariales estuviese presente y contribuyese a unas jornadas sobre Economía Ambiental organizadas en mi propia universidad. Porque creo que con mi negativa a participar he contribuido a que los empresarios y emprendedores catalanes (que son quienes, como es sabido, financian el bienestar de esta región, y aún más allá) recuperen siquiera una tacita de ese déficit fiscal.

Claro que también, según se mire, es para mear y no echar gota.

1 comentario:

  1. Tiene gracia la entrada, sobre todo la ironía del penúltimo párrafo. Muy cierto, muy cierto. :)

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