Aunque, como en tantos otros asuntos, teníamos antecedentes en español, menos conocidos pero no menos impactantes. El desgarro aquí es naturalista, no metafísico. Pero es que Coca Cola aún no se había convertido en una marca popular, ni Henri Ford había sacado el T a la calle
Y mientras tanto se arregla la cosa, pues como siempre, "a ver los barcos vení". Ahí tenemos una versión española, y del Sur, del Desolation Row. Siempre actual.
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