Uno -me dice que viejo conocido- me remite a un par de sitios en los que los amigos de lo ajeno (osea, que les gustaría manejar ellos el dinero de los demás, por supuesto que para salvarnos a todos) me ponen, de nuevo, a caldo, a costa de la refinería de Barros. Yo creía que esa historia estaba ya pasada, pero la caverna (toda caverna) es inasequible al desaliento. En uno (es el blog de alguien que creo que ha hecho cosas interesantes) me he molestado en intentar hacer reflexionar un poco con un comentario (y me ha sorprendido que en un lugar tan hipercrítico los comentarios pasen un filtro de censura previa). Alguien (seguramente mi anónimo informante) habla de chekas en otro de esos antros (en ese ni me atrevo a poner comentario) y tiene mucha razón. Los comunistas siguen, como hace ochenta, cincuenta, cuarenta, treinta años, aplicando el estigma, quemando al disidente.
Claro que es que hay gente para todo, porque casualmente ayer mismo me encontraba con Pedro Escobar, el actual líder de IU en Extremadura (osea, el próximo a ser devorado por la cheka), tan amable y cariñoso como siempre. Me lo encuentro nada menos que en la cafetería del Club de Golf (yo estoy de comida de Facultad, digo yo que él también estará ahí por casualidad).
En fin... "ladran, luego cabalgamos" decían los centristas respecto de la caverna franquista que quería cerrarles el paso al principio de la Transición, parafraseando a Cervantes. Sigamos parafraseando, pues lo mismo se puede decir respecto de la cheka seudoizquierdista, hoy como siempre: "ladran, luego avanzamos".
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