y no es una peli, ni un truco, ni un juguete, ni un brazo articulado monta-coches, ni un ordenador con forma de secretaria sexy: son los robots obreros, tal y como los imaginó Karel Capek en 1921 y han seguido siendo imaginados desde hace ya casi un siglo. Sí, por supuesto que todo ese sueño es mucho más antiguo. Pero Capek puso la primera piedra del imaginario contemporáneo, y sobre todo les dió un nombre, el definitivo.
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