Esas cosas que se cruzan y entrechocan, o rozan, o mezclan... Por ejemplo: me aparece un seguidor en uno de mis blogs "cerrados" al público, dedicados a la docencia de asignaturas o seminarios. La verdad es que no sé cómo ha llegado a él, pero vaya... como es estudiante de Sociología, algo sacará de bueno. Al seguirlo
resulta estar en Twiiter, que yo no utilizo aunque tenga cuenta, pero resulta que tiene también una interesante
página de Sociología en construcción, que por supuesto recomiendo. Pero a lo que iba, lo de las casualidades. Andamos trabajando un artículo sobre generaciones, y andaba yo enredado terminando de perfilar la literatura de las últimas décadas sobre el tema (por supuesto sólo la que está on line, y por supuesto únicamente la que es accesible en abierto; el resto no me interesa desde el momento en que el total es inabarcable y debemos limitarnos), y resulta que uno de sus comentarios que más me llama la atención es un enlace a
un a priori interesante artículo de Luis Garrido, catedrático de Sociología aunque no sé si es sociólogo, matemático o economista, sobre la no existencia de
"generaciones perdidas". Y el tema (insisto... a lo que iba) es gracioso porque llego a él casualmente cuando tengo abierta en otra ventana el enlace
a un libro de un sociólogo holandés especialista en generaciones (aunque poco conocido incluso en el mercado sociológico anglo) que precisamente dedica a un análisis parecido. Me llegan a la vista pues, casi simultáneamente, de fuentes totalmente ajenas, dos textos que abordan la misma cuestión.
Por supuesto, la interpretación del sociólogo holandés es mucho más sutil y rica, al menos por lo que promete la solapa del libro pues no hay acceso a más. Mientras el catedrático español plantea la tesis de que a todas las generaciones les viene a tocar vivir procesos parecidos, por lo que la actual generación que intenta, sin éxito, entrar en el mercado de trabajo no estaría peor que le han precedido o le seguirán (buscando pues leyes universales), el sociólogo holandés contrasta dos generaciones claramente diferenciadas, pensando lógicamente en su país aunque la situación creo que es perfectamente extrapolable al nuestro, y a buena parte de Europa.
En concreto compara las cohortes del baby boom, esto es quienes están
accediendo a jubilaciones anticipadas y a la jubilación por edad en los últimos
años, y esa generación de nacidos aproximamadamente a partir de 1985, que están
entrando ahora en el mercado laboral. Hank Becker (osea, que no tiene nada que
ver con Howard ni Gary) propone que mientras los primeros son
una generación relativamente bien educada y saludable, con buenas pensiones y
una estupenda atención sanitaria gratuita, unos “afortunados diablillos” los
llama, sin embargo a esas nuevas cohortes les va a tocar pagar por todo, pagar
muchos impuestos adicionales durante el transcurso de toda su vida laboral, que
además se va a extender durante bastante más de cuarenta años… y por supuesto,
sin dejar de pagar las estupendas pensiones que se han autoaplicado la
generación que lo ha tenido todo, todo y todo, casi sin “pagar” por nada, ni
siquiera sin tener que trabajar tanto y sufrir las penalidades como le tocó a la
generación anterior. Son, en resumen, según su denominación, los “perros apaleados”
de la Historia del Estado del Bienestar. Lo que, con cierta lógica, puede
plantear nuevos problemas sociales. Becker supone que esa desigual distribución
de alegrías y cargas puede terminar provocando conflictos entre las
generaciones.
Este estupendo trabajo de otro holandés, aunque centrado en aspectos de Sociología de la Empresa y de las Organizaciones, concreta algunos de esos aspectos.
Lo que plantea Becker me trae a la mente el libro de Alfred Sauvy,
La montée des jeunes, el que siempre me ha parecido uno de los más lúcidos análisis que se hicieron, en el momento, de las revueltas juveniles de los '60. Aunque la situación no es exactamente la misma (los '60 no son un tiempo de crisis económica, sino de crecimiento), si lo es en el sentido de existir una generación tapón que impide tanto el crecimiento de la generación siguiente (entonces era esa que yo he llamado la auténtica generación perdida, los niños de nuestra guerra civil, los adolescentes que morían en manada en la IIGM) como el pleno desarrollo de las subsiguientes sea por razones culturales, sea por razones económicas. Por más que he buscado no he conseguido encontrar aún el libro de Sauvy digitalizado, pero a quien le interese aquella obra,
aquí tiene un interesante resumen y
aquí algunas citas.
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