Mirar para otro lado

Todos lo hacemos en algún momento, es cierto, por una u otra causa. Es más cómodo. Pero hay veces en que no debería ser aceptable, especialmente cuando alguien se ocupa, como la que actuó como fiscal en el Tribunal Internacional para la Ex Yugoslavia, de perseguir a genocidas. Carla del Ponte tuvo conocimiento de que más de 300 serbios de Kosovo habían sido 'exportados' a Albania (ese bello país que tantos revolucionarios españoles de pacotilla visitaron gratis cuando era una cárcel custodiada por aquella especie de carnicero mormón, Enver Hoxa) en donde fueron asesinados para luego extraerles los órganos, que fueron vendidos a traficantes internacionales. Tenía datos, pruebas... pero no lo siguió hasta el final, como sí hizo sin embargo con otros crímenes de los nacionalistas serbios. Y ahora lo cuenta en su libro de memorias, casualmente en un producto de consumo (de hecho escrito a medias con un periodista americano de los que saben vender), estos suizos siempre sin dejar pasar una oportunidad.

Y se mira para otro lado cuando de eso nos enteramos circunstancialmente: la noticia de que el gobierno suizo prohibe a su embajadora Carla del Ponte presentar el libro nos lleva a averiguar el por qué de ese acto de censura implícita. Y es que los mass media españoles y europeos políticamente correctos están ahora mismo mirando para otro lado, sin apenas informar de estos incomodísimos hechos. Algún medio informa en letra pequeña de las denuncias presentadas por las asociaciones de familiares de los desaparecidos contra Del Ponte, pero no hay titulares importantes, porque interesa que se siga manteniendo la falacia de que allí, sencillamente, hubo un genocidio, el de los musulmanes albanokosovares (5.000 muertos), cuando el mismo balance del Tribunal Internacional establece en otros 1.300 los serbios asesinados. Un resultado desigual, sí... Pero fruto de una acción absolutamente simétrica: el odio entre creyentes (en el pueblo, la nación, el terruño, Dios, Alá...) incapaces de someter sus creencias al juicio de la razón.

¿Por cuanto tiempo unos y otros miraremos a otro sitio segúnnos interese?