Una oportunidad perdida (apadrinen a mi niño extremeño, plis, siusplau)

A lo mejor la clave de la duda que planteaba en la nota anterior está en la Balanza Fiscal. Oséase. El concejal ese de Torredembarra (poblado xarnego donde los haya, que forma parte de un territorio que intentó segregarse de Cataluña e incorporarse a Aragón en la Segunda República) que con aspecto de así, entre borroka canutero y oso, se presenta en su blog bandera pancatalana en ristre, como un buen Radovan, y de perfil para disimular el papo, seguro que navega de verdad a si no 3, cerca de 3 Mb de velocidad. Porque el asunto es que lo que no se han publicado son las balanzas de determinadas infraestructuras, las balanzas de las pensiones, las balanzas de transferencias entre consumidores... (¡hay tantas balanzas por publicar...!; pero mira, que las busquen los expertos a quienes pagan para eso).
¿Y qué pito toca aquí el borroka tocapelotas ese? Pues muy simple... Que se había ofrecido a apadrinar niños extremeños, y a mí me hubiese venido muy bien. Porque mi segundo hijo llega el año que viene a la Universidad, y me huelo que se las quiere pirar, y eso lleva mucho gasto. Así que le hubiese ofrecido al Josep Lluis II que me lo apadrinase unos años, hasta su emancipación. Y vaya..., seguro que preferiría apadrinar al hijo de un rojeras que también tiene que disimular el papo, que al de un apolíneo pepero. Pero nada, el muy mostrenco va y rectifica (porque rectificar no es de sabios, sino de mostrencos que previamente han metido la pata hasta el fondo) y se desapunta de esa generosa campaña promovida por próceres de la Gran Catalonia -Els Païssos: apadrinar niños extremeños.

Así que mi niño se va a quedar sin los 1.000 euros mensuales que Lluis Suñé Morales (osea, otro xarnego con síndrome de Estocolmo) estaba dispuesto a donarle solidariamente. Que pena...