Al principio parecía tontería, pero no: es pura desfachatez. Utilizar los datos de difusión de la telefonía móvil (que obviamente incluye acceso a Internet, a precios absolutamente prohibitivos incluso para el mero trasiego del correo electrónico) como sucedáneo de las tasas de acceso a Internet, es de risa. Algún director general autonómico ha llegado a decir que es que en su región la gente prefiere los móviles a Internet, y no le han cesado. Dentro de diez (o más bien veinte) años probablemente todas las interconexiones telemáticas sean inalámbricas (aunque ésto sólo lo cree, todavía, el 20% de los españoles), y eso supondrá un beneficio ecológico, además, enorme (en tanto descubramos los auténticos efectos secundarios de las microondas), pero hoy por hoy tener acceso a Internet es tener ADSL de banda ancha, o no es acceso. Osea, que así, sí:
Pero así, no. Es puro cuento:
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