Anda, ni me había enterado de que había salido ya al aire.
Lógicamente los segundos utilizados no pueden recoger el conjunto de las reflexiones hilvanadas en una larga entrevista. A ver si esta vez consigo que a mí me la pasen completa.
Un blog de Sociología, aproximadamente
Anda, ni me había enterado de que había salido ya al aire.
Lógicamente los segundos utilizados no pueden recoger el conjunto de las reflexiones hilvanadas en una larga entrevista. A ver si esta vez consigo que a mí me la pasen completa.
1/4 Maestr@s titulad@s con 17 años nos enseñaron a hablar razonablemente bien al menos una lengua, a leer, comprender, escribir, declamar, las cuatro reglas y alguna más, las glorias del país, algunas buenas costumbres y maneras, y hasta un montón de himnos y rituales del momento
2/4 Ahora salen con entre 22 y 30 años, y no pocos de mis alumnos de universidad no tienen comprensión lectora; farfullan de forma incomprensible no una lengua sino el habla de su pueblo o su barrio; son incapaces de atender a una explicación más de diez minutos; y sólo...
3/4 ...conocen derechos pero no deberes solidarios con los otros humanos (vale, gente así la ha habido siempre). Salen adelante, claro, pq para vivir hace falta poco. La nuda vida: comer, dormir, currar, orgasmar y consumir cuanto se pueda.
Los más listos, como siempre, incluso..
4/4 sin escuela inventan, crean, nos deleitan, mangonean, estafan, roban...
Y sigue avanzando la Sociedad, pirque desde que un mono buscó una piedra para cascar nueces la tecnología tiene su propio élan vital.
¿Y ahora necesitan para hacer eso más años de formación que un médico?
https://x.com/ArtemioBaigorri/status/1982316290162544932
Una amiga me envía un artículo de Mario Gaviria, publicado en 1965 y recogido en un cuaderno del diario zaragozano Heraldo de Aragón, con una antología de artículos y reportajes de su siglo XX.
A los gavirianos les sorprenderá, porque aparece en sus balbuceos urbanísticos defendiendo aquéllo que se pasaría luego décadas atacando: la ciudad radiante de Le Corbusier, con los coches bajo tierra, bloques, zonas comerciales...
Bueno, básicamente lo que estaba siendo y sería el urbanismo residencial de polígonos los 70'. Osea, el que más me ha gustado y me gusta a mí. Viviendas en torres bien orientadas, sanas, soleadas, ventiladas, con sus terrazas, sus extensas zonas verdes debajo, sus espacios de servicios, consumo y ocio separados de las viviendas para no molestar... Esas minucias.
Ser consciente de que mis blogs (ya no mi página web, abandonada hace años y además borrada por mi propia universidad) alimentan intensamente a los robots de los distintos servidores de Inteligencia Artificial. Al contrario que con las citas académicas, que más o menos recoge Google Scholar, aparte de las visitas no terminas de tener claro el impacto real de tus aportaciones. Y las pones ahí (al menos yo) justamente para que sirvan a otros, reconozcan o no su origen (aunque ciertamente es más agradable cuando lo reconocen, y molesta cuando descubres un plagio descarado).
Las estadísticas te dan cierta idea de a dónde llegan. Aquí las estadísticas básicas de mis principales blogs, que suman cerca de 500.000 visitas. Mi antigua página web, creada a finales del siglo XX, llevaba unas 200.000 visitas cuando la borraron de la web de mi universidad. Los sites de Google con materiales de docencia de Sociología y Métodos y Técnicas de Investigación no incluyen estadísticas. Pero vaya, en conjunto no está mal la difusión.
Evolución del número de visitas desde su creación
Evolución del número de visitas desde su creación
- ¿Te crees que te voy a prestar lo que sé que no vas a poder devolverme? Para nada, porque yo no tengo los medios de Cofidis para hacerme con tu moto, tu coche o tu casa para resarcirme cuando no puedas devolverme, y sé que no me vas a poder devolver.
Por supuesto, Cofidis sólo es una marca que simboliza una práctica financiera, como decir Casera sirve para referirse a la gaseosa en general, o Aspirina para cualquier pastilla con acetil-salicílico... Pero su campaña de supuesto seudoaniversario (¿quién celebra los 35 años de algo? ¡Venga ya!), en realidad su campaña de marketing que señala los primeros indicios del próximo estallido de burbuja, de la próxima crisis, pretende enarbolar la propiedad intelectual de la extorsión financiera a los alucinados consumidores que gastan en lo que no pueden ni deben gastar. "Porque tú pensabas que Cofidis era para otros", que sólo era cosa del lumpen ignorante que no sabe calcular las consecuencias financieras de sus actos de consumo. Pues no, también para tí, clase media con estudios. También tú puedes meterte en una vorágine de consumo conspicuo y endeudamiento creciente hasta el infinito, hasta que sólo tengas tu coche, tu casa, para arreglarlo. Sí, también tú, maestro, enfermera, profesor precario, contable agobiado porque con la hipoteca, las letras del SUV y los 15 días de apartamento en agosto, tus hijos no pueden además llevar el mismo Iphone y las mismas camisetas que sus compañeros de concertado... No te cortes.
Los 35 años tienen sentido, porque el siglo XXI empezó en los 90, en la época dorada-borracha de Wall Street. Cofidis celebra, por tanto, los 35 años del siglo XXI. Un siglo que está conduciendo, entre maravillas tecnológicas como también las aportó el siglo XX, a guerras igual de cruentas (aunque cada vez más quienes maten sean las máquinas), pero sobre todo al empobrecimiento relativo general de la población por ejemplo de España, en realidad de Occidente (luego vamos a ello). Cuando se habla de decadencia de la clase media (que lo es, y la clase media cumple funciones de equilibro y estabilidad esenciales en las sociedades capitalistas, en realidad en todas las sociedades) en realidad se habla de la decadencia global, porque la "clase media" sólo es una operación matemática que incluye a la mayor parte de la población.
El siglo XX, con la emergencia de la socialdemocracia como único freno efectivo a las alocadas revoluciones comunistas (que conducían a sociedades tiránicas que lo único que alimentaron fue el fascismo, como reacción salvaje a revoluciones salvajes), se produjo el proceso de mayor movilidad e igualación social de la Historia escrita (sigamos soñando con las virtudes del Comunismo Primitivo). En algo más de medio siglo el grueso de las comodidades de las clases altas llegaron a las clases bajas, desde las mejoras higiénicas que multiplicaron la esperanza de vida a las bodas en las Seychelles. Sí, a costa de que en algunos casos pasaron de ser comodidades a incomodidades, pero dejamos eso ahora, que ya he pasado medio siglo hablando de éso ¿vale?.
Sin embargo el siglo XXI está trayendo un fenómeno inverso, que habrá que analizar más seriamente (uno de tantos asuntos pendientes para la jubilación que probablemente sigan quedando pendientes). La cosa empezó con los productos baratos (de mala calidad, inútiles a menudo) chinos. Al principio las tiendas "Todo a 100" (pesetas) inundaron los barrios humildes. Pero crecieron hasta convertirse en hipermercados, que sólo han empezado a decaer (y están decayendo) cuando sus connacionales han encontrado en la venta online que ni siquiera tienen que emigrar a Occidente, desde su remota provincia de China pueden vendernos lo mismo por Temu, Shein, AliExpress... Al principio los Dacia de una Rumanía que ni estaba aún en la UE eran para los rústicos más pobres, ahora que ni se fabrican en Rumanía, sino en Marruecos, están en manos de los miembros (y miembras) menos acomplejados de la clase media. Y bueno, Cofidis, su anuncio, es por ello una perfecta expresión de este proceso: ¿Creías que no era para tí? Pues sí, "piltrafilla". Ya es también para tí. "Prepárate a morir"
Naturalmente, todo esto referido a Occidente, que es el objeto de esta reflexión. Por supuesto que en términos de Sociedad Mundo, de Urbe Global, todo este empobrecimiento relativo de Occidente (no de sus élites, por supuesto, sino de su población) significa un cierto giro de la sartén, en beneficio de eso que genéricamente llamamos el Sur Global. Lo cual bien podríamos considerar que es buena cosa. ¿O no?
Banda Sonora: