2024/11/18

Claro que puedes olvidarte de Word, de todo el MS Office


Hace poco comentaba la salida del FreeOffice 2024 de Softmaker, y cómo había que evitar instalarlo, o actualiza si ya tienes Freeoffice 2021, porque le han quitado funcionalidades. Teniendo eso presente, y como me ha tocado reinstalar Windows 10 y 11 en varios ordenadores, he dado una nueva pasada a repasar los Offices alternativos y realmente libres o gratuitos que están disponibles, para quien o no tiene licencia académica (lo más habitual) del Office de Microsoft, o sencillamente no quiere utilizarlo. Yo particularmente prácticamente no lo utilizo ya, salvo para repasar algún Powerpoint muy engalanado.

De partida utilizo el Google Docs para todo lo que vaya a ser o pueda ser compartido con otros autores.

Para el resto, y para el uso más inmediato, editar rápidamente un texto o abrir una hoja de cálculo sin grandes complicaciones, utilizo FreeOffice 2021, porque no pesa apenas y es super rápido. Como decía, han actualizado a Freeoffice2024, pero yo conservo como oro en paño el instalador y la clave (gratuita, aunque hay que registrarse) del de 2021. 


De vez en cuando utilizo LibreOffice, (por ejemplo para editar salidas de PSPP es perfecto) pero hay que reconocer que no termina de ser amable en su aspecto, es la leche que en casi veinte años, desde StarOffice, hayan avanzado tan poco en eso. Pero si quieres un Office completísimo, es la elección. Por supuesto, olvídate de OpenOffice, se quedó colgado hace muchos años. Libreoffice tiene una versión online, Collabora, a estilo de Google Docs y el Office 365 gratuito.

  


En los últimos años he probado algunos aparentemente gratuitos, pero que en realidad no lo son. Simplemente tienen versiones de prueba, en un caso limitada (bastante) y en otro agobian con anuncios y recordatorios. Pero sí, son muy agradables y muy semejantes y compatibles con MS Office. Tanto Polaris como Mobioffice (este de hecho se anuncia directamente como gratis, aunque no lo sea del todo). Probarlos vale la pena, son muy MS. A temporadas los instalo, aunque termino cansándome, supongo que volveré a hacerlo.


Y otro al que de tanto en tanto le echo un vistazo, es a WPS. Pero sigue siendo tan confuso y barroco que parece chino. Porque es chino, y sigo sin terminar de fiarme, pues depende demasiado de conexiones. No suele durar instalado más de diez minutos. 


De los plenamente gratuitos, y muy muy compatibles con MS Office (pienso especialmente en Word y Powerpoint, con Excel no hay problemas con ninguna alternativa), uno que ha avanzado mucho en los últimos tiempos es Onlyoffice (aunque para descargarlo es mejor ir directamente aquí, pues en el Home pueden liarte). Tiene una versión on line de pago con espacio on line, pero la versión Desktop es gratuita. Su versión de Linux va bastante rápida, y en Windows 11 arranca regular, pero en Windows 10 le cuesta mucho arrancar o abrir el primer fichero. Que no te desanime, porque después de ese medio minuto se muede con soltura, y es muy agradable para trabajar. Tiene además un editor de PDF muy potente.


Y últimamente hay un recién llegado que promete, por su ligereza. Está en versión Alfa todavía, pero ya es plenamente operativo. Rizonesoft Office tiene por ahora al menos la limitación de no contar con un Presentaciones. Pero el tratamiento de texto y la hoja de cálculo (además del editor de PDF) están realmente bien, y parecen muy compatibles. Se inicia en inglés pero en Settings incluye el español, al reiniciar el programa ya se abrirá en español. 


Por supuesto, sigo utilizando en alguna ocasión el WordPerfect 7 para abrir algún fichero antiguo (no tanto de texto, como de Presentaciones) con el que LibreOffice patina en los gráficos. Lo puedes encontrar (junto a otros muchos programas que si eres viejuno quizás añores, Wordstar incluido) en este cementerio o museo de antigüedades. No sé lo que durará, por lo que te recomiendo descargar y guardar todos aquellos que te interesen, porsiaca.

Espero que entre todas estas opciones encuentres la que mejor se adapte a tus necesidades, "fuera de MS".

2024/11/15

Los límites de la informatización


En 1993 publicaba esta reflexión sobre el impacto que la informática iba a tener, entre otros ámbitos, en la investigación social. No era mi primera reflexión sobre la informática (mi primer acercamiento, en 1982, fue muy crítico), pero es mi primer acercamiento positivo. Y creo que estuve muy acertado en el diagnóstico, salvo en un detalle nada pequeño.

El texto:

Amigos de otros tiempos, prima di la revoluzione, osea antes de la década ligth, me miran sorprendidos. Denuncié los peligros sociales de los ordenadores y hoy me rodeo de microchips, incluso he introducido en sus misterios a las gentes de mi entorno. Esos amigos aún no entienden el sentido último de la Revolución Informática. 
Creíamos que acabaría con la imagina­ción, la veíamos como una nueva arma de los cuadriculados. Pero los primeros desarrolladores informáticos, constructores de imperios que hoy amenazan a corporaciones paradigmáticas como la IBM, estaban más cercanos a los padres fundadores que a los ideólogos de la Era Reagan, más cercanos del anarquismo que de la tecnocracia. Sus máquinas y programas no atacan al pensamiento intuitivo y creador, sino a la caverna neo-escolástica, cientifista más que científica.
En las Ciencias Sociales quienes vivían de tabular datos son arrincona­dos por los ordenadores, que lo hacen más rápido y sin errores. Torpes contables y sumadores, que durante décadas han cercado, asediado, expulsado, marginado, a quienes se negaban a hacer del cerebro una calculadora, sienten ya el frío de la venganza de la imaginación. No saben dominar la máquina, y son dominados por ella.
Sabemos ya que los procesos físicos más simples no se generan en una simple relación causa-efecto, sino en un complejo juego de retroalimentacio­nes, con el caos y el azar como artistas invitados. Del mismo modo el conocimiento surge por mecanismos en los que las áreas menos conocidas (y menos mecanicistas) del cerebro juegan un papel fundamental. Son limitadas las variables que podemos controlar conscientemente, pero son ilimitadas las que es capaz de procesar esa caja negra y desconocida del pensamiento: el ultrapensamiento inconsciente. ¿Tenemos idea de cuántos datos suministra­mos incesantemente al cerebro, para ser devueltos, en un feed-back inacabable, en actos creativos, en diagnósticos intuitivos?.
Los grandes genios de la Informática ven ahí el límite de los ordenadores, torpes máquinas, porque sólo podemos enseñarles las reglas de razonamiento de nuestro cerebro pensante, mas no las de nuestro cerebro ultrapensante: las reglas de la imaginación, la intuición, el azar, la creación. La Informática es sólo un instrumento más al servicio de la inteligencia, que alivia al cerebro de la necesidad de procesar datos brutos. Y abre el paso a los creadores, a las mentes abiertas e intuitivas.

Los otros quedarán, posiblemente, como bedeles del Saber (para bedeles nacieron, con todo mi respeto para este colectivo, aunque hayan alcanzado, en la Era de las Sumadoras, más altas dignidades). Pero ya nunca serán detentadores. Por eso sólo los creadores obtienen, al menos en las Ciencias Sociales, auténtico provecho del uso de ordenadores. Los demás obtienen listados. Son un puro listado.

Yo creía entonces que había una barrera insuperable:

"¿Tenemos idea de cuántos datos suministra­mos incesantemente al cerebro, para ser devueltos, en un feed-back inacabable, en actos creativos, en diagnósticos intuitivos?.

Los grandes genios de la Informática ven ahí el límite de los ordenadores, torpes máquinas, porque sólo podemos enseñarles las reglas de razonamiento de nuestro cerebro pensante, mas no las de nuestro cerebro ultrapensante: las reglas de la imaginación, la intuición, el azar, la creación. La Informática es sólo un instrumento más al servicio de la inteligencia, que alivia al cerebro de la necesidad de procesar datos brutos."

Pero no, no estaba ahí el límite, la IA generativa lo evidencia. Parece que no hay límites. Y aguarda a que los datos se fundan con la materia que conforma nuestro cuerpo.


Por cierto, que esto es en realidad un post (o como allá se llamen) en Instagram, que permite ponerles banda sonora. Pero sólo escogiendo canciones de su base de datos, por lo que no he podido ponerle la que en dos minutos me ha generado una plataforma de IA Musical, con sólo dos líneas de instrucciones de lego. Aquí está




https://textosdeartemiobaigorri.blogspot.com/1993/01/informatica-y-creacion-1993.html

2024/11/13

Cuando pase por Phoenix...

By the Time I get to Phoenix es una de las canciones de despedida más tristes que se han escrito, a pesar de que no expresa una pérdida, sino una huida. Me gusta mucho la versión de Glen Campbell (aunque como cantante me parece un relamido), pero la versión auténtica, entre desgarrada e irónica, es esta de Jimmy Webb, su autor.  



"Para cuando llegue a Phoenix, estará despertando.
Encontrará la nota que dejé colgada en su puerta.
Se reirá cuando lea la parte en la que dice que me voy,
porque ya la he dejado unas cuantas veces antes.

Para cuando llegue a Albuquerque, estará trabajando.
Probablemente se detendrá a la hora del almuerzo y me llame,
pero sólo escuchará el teléfono sonando
en la pared. Eso es todo.

Para cuando llegue a Oklahoma estará durmiendo.
Se girará suavemente, y dirá mi nombre en voz baja.
Y llorará al pensar que realmente haya podido dejarla, 
aunque una y otra vez he intentado decírselo.
Simplemente no sabía que realmente me iría."


Yo pasé por Phoenix. Había hecho ya ese recorrido emocional mucho tiempo atrás (¿quién no ha hecho alguna vez ese recorrido?), pero un día pasé además por la ciudad, camino de Las Vegas. Aunque la ciudad no resultaba muy atractiva vista desde la autopista, y tiré hasta Flagstaff para hacer noche.



Y bueno, como si has hecho ese viaje emocional, la canción de Webb te habrá dejado un poco p'allá, lo mejor es romper el hechizo con Carol Burnett, aquel monstruo televisivo









 

2024/11/03

Gaviria Post mortem

Me llama su hija Natalia para darme la noticia e invitarme al acto (aunque por mi horario de clases no podré asistir) y Sandra me lo guasapea. José Mari Lagunas y Adelina Mullor me envían sendos recortes de prensa local navarra: que la Diputación Foral concede la Medalla de Oro de Navarra, post mortem, a Mario Gaviria. Una noticia estupenda que me pilla de sorpresa, porque aunque me había pedido Sandra argumentario hace un tiempo, no seguía el tema de cerca.


  


El único reconocimiento institucional importante que recibió en vida, como sociólogo y promotor del ecologismo, fue el Premio Nacional de Medio Ambiente en 2005. En Navarra recibió la Medalla de Carlos III (2016), pero mientras ésta se concede a media docena de personas cada año, la de Oro es una medalla a una sola persona o institución. Has subido de categoría, Mario.


Más allá de la alegría entre parientes y amigos, lo que me parece significativo de este premio es que el actor institucional promotor fuese el Colegio de Sociólogos y Politólogos de Navarra, y el redactor de la memoria un profesor de Sociología de la UPNA. 


El Colegio ya le había dado un premio Sociedad y Valores Humanos en vida (2006), pero digo que es significativo por lo que implica de reconocimiento, aunque tardío, de dos instituciones por las que no se sintió muy bien tratado. De principios de los 80s, cuando surgió el Colegio, recuerdo el día en que llega Mario (yo creo que estábamos con lo de Navarra Energía) y me dice: 


- Que nos vamos a tener que ir de Navarra, que me han dicho que nos quieren echar porque no somos sociólogos...y tú ni periodista, a ver si acabas esa carrera, que yo por lo menos tengo el título de Derecho 

- ¿Pero los batasunos o los del Opus? - le pregunté, y continuamos la marcha nocturna. 


A mí, como era aragonés (y ahora ni eso), pues como quien oye llover. Pero en el fondo aquello le dolió, por lo de sociólogo (estaba desarrollando temáticas impensables en la Sociología española unos años atrás, y unas metodologías novedosas) pero sobre todo como navarro, porque por mucho que intelectualmente se hubiese "criado" en Zaragoza, siempre se sintió muy navarro, en aquella época incluso vasco "de la segunda etnia". Le dolía pues ese no reconocimiento profesional que un cuarto de siglo después el Colegio corrigió con su premio, cerrando ahora el círculo al presentar la candidatura a la Medalla de Oro de Navarra. 


Y bueno, a mí me dio luego menos pereza hacer los cinco años de la carrera entera de Sociología que las cuatro asignaturas de quinto de Periodismo que me quedaban, aunque Mario me insistía repetidas veces en lo contrario ("acaba Periodismo este año, joder, qué importa cuál el caso es que tengas una"). Pero además de la pereza de retomar monstruosidades como la Semiótica, también pesó en mi decisión la convicción de que para evitar zancadillas debía hacer una "legitimación dura". Porque la titulitis y el corporativismo se planteaba, y se sigue planteando en muchas ocasiones, no como una actitud para cerrar el paso a los okupas y enchufados (en la Universidad abundan profesores de Sociología que ni estudiaron, ni se molestaron en estudiar/formalizar después, ni saben, Sociología), sino para putear a auténticos sociólogos que contribuyen al desarrollo y aplicación de la Sociología en campos y métodos nuevos, vengan de donde vengan. Son esas cosas por las que por ejemplo a Alvin Toffler, Ivan Illich o Vance Pacarkd, tres de mis sociólogos más preciados para entender la sociedad actual, no los verán en manuales o tratados de Sociología (salvo en los míos y pocos más). Son esas cosas por las que el propio Gaviria tuvo que terminar solicitando el cambio de Área de Conocimiento, de Sociología a Trabajo Social, "aborrecido" que decimos en La Ribera (osea, hartico, harto), y se jubiló en cuanto pudo. Me echaba a mí la culpa, medio en broma medio en serio, de su mala experiencia en la universidad, porque en 1985 le estuve dando la vara, presionado por su madre, para que aceptase la oferta que Enrique Gastón me había transmitido en un viaje en tren en el que coincidimos, que resumiría así: "tenemos una plaza de Sociología en Pamplona, que depende de Zaragoza: díle que se presente para que tenga un sueldo seguro, seguridad social, pensión el día de mañana, y no depender únicamente de los políticos de turno". Le costó, porque también rechazaba la oferta por su origen, pues no se hablaban entonces por viejas rencillas. Pero finalmente conseguimos que se presentase, y aquella plaza le fue muy funcional. Y además su última etapa en la UPNA, ya en Trabajo Social, fue una de sus etapas más fecundas.


Por eso (es la segunda parte) es también significativo que haya sido un profesor del Área de Sociología de la UPNA (que, recuerdo ahora, Gaviria por cierto contribuyó a promover en diversos informes), el activo gavirista Ion Martinez Lorea, quien haya preparado la memoria. Porque faltaba, de hecho falta, el reconocimiento de la Academia. A principios de 2018 andaba yo urdiendo solicitar en la Federación Española de Sociología que se propusiese a Gaviria para el Premio Nacional de Sociología que concede el CIS. Acababa de presentarse un librito, en el que participé con un capítulo, que otro joven y entusiasta gavirista, David Prieto, había promovido con otros colegas por el 40 aniversario del Extremadura Saqueada, y quise además aprovechar que en la época era el coordinador (ahora se dice Presidente, será por cargos) del Comité 21 de Investigación (Sociología y Medio Ambiente), osea que andaba medio en la institución. Pero en esas se nos muere, y aunque ví que la cosa estaba reñida y entre gente del status quo (llevaban meses compitiendo activamente y sin complejos María Ángeles Durán y Amando), y ya que no decía la convocatoria nada sobre vivos o muertos, presenté la propuesta desde el Comité. Incluso conseguimos que unos cuantos departamentos de Sociología de varias universidades lo promoviesen. Este fue mi escrito de propuesta:


"Por la presente queremos solicitar, desde el Comité de Investigación nº 21 Medio Ambiente y Sociedad, que la FES proponga a Mario Gaviria, post morten, para el Premio Nacional de Sociología, ante la convocatoria actualmente abierta del CIS.

Creemos que hay razones de todo tipo, desde académicas a humanas, para apoyar esta candidatura. Mario Gaviria, sociólogo y urbanista, es reconocido estos días, tanto en la prensa nacional como en la regional, como uno de los pensadores españoles más importantes del último medio siglo. Ha fallecido el pasado 7 de abril, tras una larga y penosa enfermedad, pero sin dejar de mantener activa su mente hasta horas antes de morir. Tras ocuparse de un número ingente de temas, venía trabajando en los últimos tiempos sobre una de sus últimas preocupaciones, la convivencia de Occidente con el Islam. Numerosos sociólogos, arquitectos y urbanistas, ingenieros, ambientalistas, han celebrado estos días mediante extensos artículos, algunas de sus aportaciones.

Estudió Derecho en Zaragoza y Sociología en Estrasburgo y Londres. Y enseñó Sociología y Urbanismo en distintas universidades, dentro y fuera de España, desde la mítica CEISA española a la UCLA (en la que rechazó incorporarse tras una larga estancia como docente). Finalmente se incorporó a la Universidad Pública de Navarra. Hizo informes para la ONU, para el Gobierno francés, para el Gobierno español, para numerosas instituciones, pero también los hizo de forma altruista para muchos colectivos y comunidades con problemas.

Pero sobre todo realizó una serie de investigaciones (siempre en equipo, y siempre potenciando a sus colaboradores) pioneras en campos tan diversos como el desarrollo rural, el urbanismo, el turismo, o el bienestar social. Trajo a España mucho del pensamiento ambiental, convirtió el turismo en un objeto de análisis sociológico, hizo avanzar la Sociología Rural, fue un referente en la Sociología Urbana y el Urbanismo en general como lo acreditan los estudios realizados sobre él tanto en España como en Francia (donde se reconoce su importante papel en la difusión del pensamiento de Henri Lefebvre). Desarrolló los primeros estudios regionales de España (en la línea de la Sociología Regional de Howard Odum) en Navarra, Aragón o Extremadura. Ha tenido asimismo una influencia enorme en el Trabajo Social, habiendo asesorado algunas de las primeras experiencias españolas de Renta de Mínima Inserción, y de algunos de los programas más avanzados de integración gitana. Su trabajo de sociología aplicada ha tenido tal impacto social que ciudades como Zaragoza y Benidorm, o la región de Navarra, le han otorgado reconocimientos públicos por sus aportaciones.

Su campo de acción investigadora fue muy extenso, habiendo sido uno de los pocos sociólogos españoles con libros de gran impacto tanto en ventas como en influencia, como España a gogó, Ecologismo y ordenación del territorio, Extremadura Saqueada, El buen salvaje, La caña y el pez, España Séptima Potencia, o el más reciente El paraíso estancado, entre otros muchos, dejando inédito uno sobre la convivencia entre Occidente y el Islam. 

En el caso de la Sociología Ambiental su aportación es especialmente importante. De hecho, sus aportaciones se produjeron en paralelo a los primeros avances de nuestra subdisciplina en el mundo anglosajón, yendo muy por delante en el análisis de muchas de las problemáticas socioambientales. Su importante figura en este campo fue reconocida en 2005 con el Premio Nacional de Medio Ambiente.

Creemos, en suma, que Mario Gaviria es plenamente acreedor de ese reconocimiento. Que no haya dado tiempo de otorgárselo en vida no puede impedir que su memoria reciba el merecido reconocimiento de la profesión."


Pero (lógicamente, tendría que decir por cuanto conocemos cómo funciona la Academia) no pudo ser. Osea que la FES, la expresión de la Sociología académica, ni le dió en vida ni post mortem el merecido reconocimiento a Mario. Como tampoco se lo dió a otro de los apenas media docena de grandes sociólogos de este país (lo alocado que anduviese en sus últimos años no borraba su aportación): Amando de Miguel. Por eso me parece significativo que desde el área de Sociología de la UPN se haya trabajado ahora el tema. Algo es algo, y es un algo importante para la Sociología real.





2024/09/17

Doblete con transparencia

Con el tradicional aquí te pillo y aquí te mato, atendía a Canal Extremadura Radio, con el desayuno en la boca, en relación con el tan cacareado Plan de Regeneración Democrática (qué miedo da todo eso junto: plan, regeneración, democrática). Sobre la marcha, sin tiempo a mirar y pensar. No pasa nada, porque aunque estés diez minutos o un cuarto de hora hablando, luego van a extraer unos segundos, casi nunca los que tú habrías seleccionado. Y al rato llaman de Canal Extremadura TV, que también...(ya saben: cinco mionutos hablando para sacar 5 segundos). Hoy iba a Cáceres, así que sobre la marcha.


Resumiendo lo dicho entre radio y televisión (puede que hasta me haya contradicho en algo): alego que intentar acabar con los bulos y las noticias fakes es como poner puertas al campo, no entender la Sociedad Telemática. Pues no surgen de los medios, sino que son las Redes Sociales (la ciudadanía aislada u organizada) las que los generan y difunden. Algunos medios se hacen eco, otros no, según su orientación y también según la orientación (a quién quieren hacer daño) de los bulos.
 
Tampoco hace mucho saber de quién son los medios: ya lo sabemos, quien quiera enterarse de más detalle puede hacerlo fácilmente. 

Por otro lado, vincular la publicidad institucional a la tirada o audiencia es como hacer más ricos a los ricos, contradictorio con un gobierno de izquierdas y progresista. Que lo anuncie un seudo o paracomunista, Urtasun, casi da risa floja. 

Otras medidas me hacen pensar en la Ley de Prensa de Fraga, bajo la que me inicié como periodista, con el franquismo vivito y coleando, que no olvidemos pretendía (sin cachondeo) "lograr el máximo desarrollo y el máximo despliegue posible de la libertad de la persona para la expresión de su pensamiento, consagrada en el artículo doce del Fuero de los Españoles, conjugando adecuadamente el ejercicio de aquella libertad con las exigencias inexcusables del bien común, de la paz social y de un recto orden de convivencia para todos los españoles". Casi lo mismo. 

Aunque eso no ha salido, he señalado también que me parece mucho mayor atentado a la calidad de la información que haya directores de medios que no son periodistas, o incluso que ni tienen estudios universitarios de ninguna clase. Señalo a menudo que el periodismo y la sociología (mis dos profesiones) con las que tienen las mayores tasas de okupas. 

¿Y qué más? Ah, los debates electorales. Como los considero un ritual, al igual que la propia campaña, que decide bien poco, pues no está mal que como los rituales religiosos, se celebren. Pero la obligatoriedad podría acabar con su esencia, porque sean devaluados enviando a segundos o terceros espadas. 

En fin, que no espero yo mucha regeneración democrática.  Con que haya, he dicho, más transparencia de lo público (algo que también está ya legislado, y todavía incumplido en parte), me doy con un canto en los dientes. Esa parte respecto de los cargos públicos sí me gusta.


Un concepto clave en relación con todo lo que está debatiendo es el de seudomedios. Con la Ley de Fraga, seudomedios eran todos los panfletos, periódicos de partidos ilegales, fanzines, porque justamente como ahora todo se basaba en el control de las empresas periodísticas (por eso pudieron cerrar el diario Madrid, no derruirlo, que eso ya fue típica especulación inmobiliaria opusina)... Los que hoy se denominan seudomedios son algo parecido en realidad: un tipo, o un par de tipos, que se montan un medio digital. Es algo por tanto muy antiguo, aunque se adapte hoy a las nuevas tecnologías. Y los ha habido también en democracia, claro. Por ejemplo, y sin ir más lejos, un seudo medio típico era Catalonia Today, el chiringuito del señor sin estudios Carlos Puigdemont con el que se ganaron la la vida un tiempo, primero él y luego su esposa, a pase de subvenciones y publicidad de la Generalitat, para difundir fakes contra España e inventar glorias imperiales de Cataluña. Prueba de la degradación de la profesión periodística es que el Col·legi de Periodistes de Catalunya aceptase a este tipo como periodista, e incluso lo llevasen a la Junta de Gobierno.

 


2024/09/05

Aquellas pequeñas cosas que el tiempo no consiguió llevarse del todo


Llega septiembre,  empieza el  curso. Y me acuerdo de aquellos 17 años, a punto de volar (con mi padre en el Dyane 6, "para gente encantadora", mi padre lo era) hacia la gran ciudad, a trabajar, estudiar y seguir soñando siempre alelado. Y te llega, casi al  punto de salir,  esa carta que esperabas desde julio, que ya creías imposible. Qué pedazo de batalla adolescente, fueron aquellas fiestas,  con las hormonas a mil. Y qué miedo aquella ciudad enorme, aquel lugar siniestro en el que me me iba a alojar, aquel aburrido trabajo que me esperaba para poder pagarme los estudios.

"Son aquellas pequeñas cosas..."

Un video olvidado de Gaviria

Se me había olvidado que en el I Congreso Nacional de Cambio Ambiental Global, de cuyo comité organizador formé parte, celebrado en 2007 en la Universidad Carlos III de Madrid, participó Mario Gaviria. Fue complicado, porque estuve gestionando la participación de Edgar Morin para la conferencia inaugural, y a prácticamente cuatro días del Congreso me dijo que no venía, que no se lo recomendaba el médico (al poco vino a España a otro evento más "vistoso"). 


Los organizadores nos pusimos muy nerviosos, y propuse a Mario (en realidad lo había propuesto antes que a Morin, pero el personal quería algo más internacional) cubrir el hueco, con conciencia de ser segundo plato. Siempre generoso, acepto e hizo, por supuesto, una intervención mucho más estimulante de lo que seguramente habría sido la de Morin. Enlace al video en el que habla de ecologismo, agua, energías renovables y mucho más.
 

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