2012/10/11

Balanzas fiscales y otras triquiñuelas

Sí. Ya sé que la Ciencia se ríe del discurso de la balanza fiscal, pero el discurso viene calando desde hace casi una década como auténtico calabobos. Y como frente a eso lo que se pone encima de la mesa no son argumentos y datos, sino el verbo falangistoide, altivo y pendenciero de Werto, queda poco por hacer.
En lo que podamos no hay que dejar, no obstante, de señalar con el dedo sus falacias de Liga Norte. Como hacía aquí, o aquí, o aquí, y aquí, y aquí, y tiempo ha acullá.
Si es que los detalles nos llegan a diario. Como este anuncio que mi SGTRI tiene el gusto de enviarnos a los investigadores de la UEX así, en catalán y todo, para qué digan que no se les respeta en la Lusitania (y es que no se ha emitido versión en castellano, claro, aunque sí en inglés). A primera vista, parece de lo más intrascendente, de lo más inocente: una fundación catalana que financia una beca de investigación en temas de educación en la OCDE (¿de educación, o de adoctrinamiento?... habría que ver a quienes se las han concedido antes). Osea, una institución catalana, que pone como condición, para ir a investigar a Paris, dominar el inglés... ¡y el catalán!, que como es sabido es lengua fundamental en Paris, y en la OCDE. Incluso el francés sólo será valorable, pero no imprescindible. El castellano, para nada. Todo muy natural, por tanto: con su pan se lo coman, ¿no?.
¿Seguro?
Veamos. Esa tal fundación, aunque lleve el nombre de un filósofo (ideólogo y propagandista del más rancio nacionalcatolicismo catalanista, cuya tesis doctoral clamaba, en 1949, contra "el modernismo agnóstico") y forme parte de la retícula de construcción cultural de la Nació Catalana, en realidad es, como todas las fundaciones, un instrumento tanto de adoctrinamiento e imagen social corporativa (o personal), como sobre todo una buena vía para la evasión fiscal (perdón, quería decir desgravación).
Es decir, y a lo que iba (que esto de escribir a ratos perdidos y a la carrera dificulta la concentración y el estilo). ¿Es posible en España financiar una beca a la que un castellano-parlante no puede tener acceso por mucho inglés y francés que sepa, con dinero distraído a la Hacienda Pública Española?.
Aquí no se trata de españolizar, cateto. Se trata de hacer cuentas. Porque no puede ser que esos empresarios catalanes del mundo editorial que han dejado de pagar una parte importantísima de sus impuestos (de forma que han tenido que ir mis impuestos, mi sueldo no aumentado o directamente recortado de funcionario, a construir sus puertos y aeropuertos, sus universidades, su ave, sus pantanos, sus trasvases...) porque financian una fundación, luego gasten el dinero descuidado a la Hacienda Pública en sus campañas de propaganda y construcción de una falsa patria.
Ese es el debate, porque la pela es la pela. Pero como todos los hacendistas "españoles" (con perdón) llevan diez años dedicados a intentar desmontar ideológicamente el estado del bienestar, en lugar de hacer las cuentas que hay que hacer, pues ahí andamos... Por aquí, por ejemplo, sin terminar de cobrar la deuda histórica; osea todo aquello que no se invirtió porque las infraestructuras de Madrid, El País Vasco y todos los Arcos habidos y por haber requerían para su desarrollo industrial, mientras esta tierra se desangraba de vidas.





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