Interesantísimo el dato que se aporta en Sciences Humaines: hay una correlación inversa entre el nivel de riqueza de un país y el interés de sus jóvenes por las Ciencias y las Técnicas. Y por cierto, las chicas aún las rechazan más, ahora que tienen plena libertad de elección.
Y hacen bien, qué narices... La red (el producto social) es fascinante, pero diseñar microchips o redes telemáticas un auténtico aburrimiento. Es comprensible que quien se mueve guiado por el maclelandiano espíritu de logro se dedique a esas cosas, o a ser dentista o cirujano plástico. Así tendrá inversiones inmobiliarias, buenos coches, el último gadget, colegio privado para sus hijos, cursos de inglés en Irlanda... Pero nosotros somos ciudadanos de Roma... Tras siglos de explotación al resto del planeta, nos meremos un relajo...
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