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Viajo a un Norte, paradójicamente, muy austero. Doy una conferencia en Aguilar de Campoo (un casco histórico precioso, especialmente la plaza porticada) en unas jornadas organizadas por una asociación, derivada de los Leader y Proder, que pretende promover la creación de un lobby que articule los intereses de todas las zonas de montaña del país, logrando que se articule de nuevo una política de montaña en España.
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Las jornadas son sobre cultura rural, su conservación, evolución... y yo voy a decirles que nos dejemos de cuentos, que lo rural no existe. Y esas cosas. Poco público (obviamente las montañas están ya vacías), pero un rico debate que agota el tiempo disponible. Uno de los intervinientes siguientes, que está entre el público de mi conferencia, me dice que lo he traumatizado intelectualmente: estupendo, para eso estamos.
Vuelvo en el mismo día, y me paso por la Facultad a mirar el correo, porque estoy sin Internet en casa (desastre de infraestructuras que tenemos, a ver si eso lo incluimos en los Nuevos Tiempos). Y mis colegas del pasillo se sorprenden de que por la mañana estuviese telemáticamente en la tertulia de Canal Extremadura, haya estado dando una conferencia en Palencia, a 600 kms, y esté de vuelta. Y sin AVE.
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Descubro, por el camino, dos cosas: la primera, que la autovía de la Ruta de la Plata va mucho más atrasada de lo que creía; la segunda, que desde que el último gobierno de Felipe Gonzalez acabó con la planificación territorial en España, y los sucesivos gobiernos de Aznar le dieron el finiquito incluso haciendo desaparecer todo recuerdo del MOPU, la dotación de infraestructuras depende de a (de dónde es el presidente) y b ( los apoyos parlamentarios del momento). Esperemos que cambie esa tendencia durante el actual ciclo de gobierno.
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