cine de barrio: ¿vida conyugal sana o españolas en paris? http://t.co/t2zws9s8Xr
— Artemio Baigorri (@ArtemioBaigorri) agosto 1, 2015
Lo que yo no entiendo es por qué se ataca de forma inmisericorde al maloso Wert (un auténtico besugo como ministro, y un chuleta sin motivos para presumir como político, cierto) por el enchufe que le han otorgado como premio por cabrear a 4/5 de este país (es cierto que le vino muy bien a Rajoy para despistar la atención del público en determinados momentos), y se corre un estúpido velo sobre el enchufe previo de la inspiradora de muchas de sus burradas como ministro. Y es que a ella todo le ha llegado suave en la vida. Demasiado suave, para ser cierto. Como no son ciertos los méritos para ostentar el cargo que ahora ocupa.
¿Por qué contra Wert todos vivimos mejor, pero contra Gomendio nadie sabe hacerlo?. Creo que es puro sexismo. La culpa la tienen las hormonas de Wert, su aspecto masculino y prepotente. Como encima resalta la calvicie, para parecer más machito (como Varoufakis, sin ir más lejos, pues comparten totalmente el fenotipo, también social), pues aún recibe más hostias. Porque mira que nos caen mal esos calvo chuletas, ¿verdad?. Mientras que la experta en eyaculación de ungulados se va de rositas a asesorar sobre educación, ella que sólo ha hecho chandríos en el sistema educativo español, del que además ni siquiera ha formado parte como para tener alguna experiencia.
Así que no lo olvidemos: el desmadre lo causó la parejita. La que primero se pilló el enchufe fue ella. Él, como los ungulados, sólo siguió el rastro hormonal dejado por la hembra en su huída.
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