2015/07/30

Surprised in London (en construcción)


El congreso de la SASE ha sido una buena razón para ir a un país, y una ciudad, a la que jamás nada me ha urgido a ir. Supongo que a finales de los 60 o primeros 70, de haber sido hijo de pequeñoburgués, cortijero o funcionario, dado mi carácter hubiese terminado rodando un tiempo por allí. Pero como no era el caso, no fue el caso. Y a partir de entonces lo que Inglaterra y Londres me han mostrado en los media me ha resultado tremendamente hortera, cuando no vulgar. Disueltos los Monty Python, Pink Floyd y Led Zeppelin, agotados creativamente (que no como saltimbanquis) los Rolling's tras Exile on Main Street, muerto Lennon y con Giddens reinando en la Sociología, de verdad que no le veía atractivo alguno. Como mucho habría viajado a la Inglaterra de Austin Powers, pero claro, no estaba en Inglaterra.


Y sin embargo, la estancia ha sido interesante. Sorprendente incluso. En absoluto por las zonas comerciales, que es lo que más lleno está de españoles (ni las formales como Oxford Street ni las seudoinformales como Caven Town o Portobello Road), toma crisis. Todo está repetido hasta el infinito, todo es muy caro, todo apesta de gente. Fue mucho más interesante perderse por un barrio popular para comer el apestoso fish and chips, pura fritanga no estoy seguro de si en petróleo del Mar del Norte, el pescado más insano que puede comerse, y mira que me gusta el pescado bajo todas sus formas y en casi todas sus presentaciones. También fue interesante ver el fácil desencadenamiento de peleas, en las que se enzarzan con suma facilidad, igual las clases medias que la working class: en 4 días, 3 peleas de puñetazos (una muy cinematográfica, aunque me fallaron los reflejos fotográficos, con huida del bronca trepando por los capós y los techos de los coches), en distintas zonas de la ciudad. No está mal como media ¿eh?.

Pero lo del fish and chips, o las peleas, podía ser previsible. Si van así por el mundo en cuanto han tomado unas copas, ¿por qué habrían de ser de otro modo en casa?. Lo que realmente me sorprendió fue, ante todo, la cantidad de zonas verdes que esponjan la ciudad. Por supuesto que no tiene mucho mérito mantener zonas verdes en donde llueve tanto, pero es que en la imaginería mediática no aparecen. Si uno se fija en el paisaje urbano que aparece en películas, documentales o incluso noticias que tengan a Londres como protagonista, la sensación que generan es la de un centro denso e inhóspito. Y sin embargo está todo salpicado de plazas.


Aunque no todas son cuadradas (squares), pues también están los circus, el detalle urbanístico que más me ha atraído siempre, y que desde luego me apetecía ver mucho más que los cambios de guardia. Una estructura urbana mucho más orgánica, que acerca a las viviendas entre sí, frente a la manzana cuadriculada de origen militar romano que sigue teniendo ese aire marcial, "pecho fuera, tripa dentro cabeza erguida y al frente" que aleja a las gentes que están dos casas más allá de la propia.


¡Ojo! Que no quita para que no faltasen las piezas de caza typical. Por muescas en la canana del turista que no quede (aunque de verdad, es cansino, y la mayor parte de las veces son totalmente prescindibles; no valgo yo para turista, por las justas para viajero). No está mal, teniendo en cuenta que además llevábamos cuatro comunicaciones al Congreso, osea que no ha sido tocarse las narices.


Y selfies que no falten. 


Pero hablaba de lo que más atrajo mi atención, además de




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