Su economía es un churro, el nivel de sus infraestructuras y equipamientos al nivel de los españoles de hace una década, y hasta su música ya aburre de tanto repetirse generación tras generación. España debería plantearse como el principal objetivo en política exterior, en este legislatura, el sustituir a ese decadente país en el G8.
Esa es sin duda la razón de que apenas hayamos prestado atención en España, y en el mundo, a la elección, de nuevo, de ese individuo casposo que no merece ni ser nombrado. Esa elección ha sido la definitiva prueba del 9 de la decadencia moral, social y política de ese país: la Mafia en el Sur tiene a la Mafia, Berlusconi en el Norte y el Papa en el Centro al Papa marcan il tempo italiano. Están apañados...
La única esperanza que los italianos de bien pueden tener es la de que tras tener que sufrir de nuevo a Ubú Rey, tras esta representación venga la trilogía completa de Jarry: Ubú cornudo y finalmente Ubú encadenado
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