Con mis mejores deseos

Un recuerdo emocionado para Ramón Fernández Durán, hoy que me entero por amigos comunes de que acaba de pasar un mal trago con su salud. Hace muchos años que no lo veo, y bastantes más que no comparto sus apocalípticas posiciones políticas, económicas, territoriales... (una muestra); aunque el hecho de que los denominados antiautoritarios (¡no me jodas!)), esos que califican de crueles a los actos del Estado, y de ciegos a los de ETA (osea, esos que miran a otro sitio mientras sus amiguetes dan el tiro en la nunca) lo critiquen, siquiera levemente, es un indicio de que hasta este eterno adolescente se modera. Pero comparta o no sus ideas Ramón es, sobre todo, además de una gran cabeza (que podría haber estado perfectamente, de haber seguido el paso marcado, sobre los hombros de un ministro), una bellísima y generosa persona. ¡Salud, Ramón!