Se me olvidaba, supongo que por banal, el tema de hoy en la tertulia: el Chikilicuatre. No vean a los antropólogos buscándole universales a la cosa, cuando es tan simple: Rodolfo, argentino, seguramente psicoanalista en paro, es el paradigma de la España multicultural que sale de una campaña electoral llena de unidades de destino en lo universal. Nos representa un argentino con una canción plagiada que incorpora la iconografía más básica de los USA. El Chikichiki es nuestro psicoanálisis colectivo del 2008... a beneficio de la cuenta corriente de la productora de Buenafuente, listo también como el Negroponte.
Lo que no me ha gustado es que se pusiese al nivel de la musicalmente magnífica Aserejé, construida por auténticos profesionales, y no digamos con la Macarena, que a mi juicio fue el auténtico primer exponente cultural de la globalización (y que sí recogía en sus ritmos y síncopes algunos universales de la música), con independencia de que nos gusten o no. Eso sí que no: el chikiloquesea nos machacará el verano, y se olvidará enseguida... salvo que Buenafuente consiga endiñársela al embajador chino y lo pongan de himno oficial de las Olimpiadas (dado el carácter hortera de la estética oficial del capitalismo comunista chino, bien pudiera colar...).
Y por mi parte ya he propuesto a la candidata del año próximo, por la cosa de la Ley de Igualdad: Blanquita (aquí, improvisando al nivel del Chikili...).
Ozú: ¡Viva la Muerte... de la Cultura!
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