Lo de la pobre profesora linchada laboralmente no sé hasta qué punto es una mera anécdota, una yutubegracia más.
O no. El hecho cierto es que todo cuanto hagamos quedará ahí, expuesto al futuro, a todos, imborrable para siempre... El espiche del director general que pide la derrota electoral de su propio partido, las cagadas del seudoartista de turno, las tetas de la estudiante que borracha se dejó bajar la camiseta, el joven brazo el alta (ya no será posible tanto transformismo como vemos hoy), mis opiniones u ocurrencias propias de un calentón... Todo.
Da como miedo, ¿no?
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