2007/10/03

La rebelión de los esclavos

Quienes sigan con cierta asiduidad estas crónicas parciales de mi devenir (parciales por incompletas, faltaría más; y parciales también porque ¿quién quiere ser imparcial cuando hay tanta inequidad, e iniquidad?), tal vez recuerden aquel suceso que en el pasado invierno me hizo volver casi enfermo de naúsea de Madrid. Sí, ¿recuerdan?. Cuando un tribunal esperpéntico convirtió en habilitados para ser profesores de Sociología a los dos candidatos que más se alejaban del perfil de la plaza. Uno de ellos no era sociólogo, no tenía currículum como profesor, no tenía currículum investigador, no tenía... NADA, salvo a su poderosa familia y a los poderosos amigos de su poderosa familia. El otro tampoco era sociólogo, aunque sabía dar el pego, y sobre todo tenía detrás a una poderosa organización metacadémica. El resto, al decir de uno de los miembros del tribunal (según declaran ante el fiscal quienes lo oyeron), como habían cometido la estupidez de ir sin padrinos, ¿qué podían esperar por más que sean sociólogos, lleven muchos años como profesores de Sociología, tengan un currículum investigador impresionante?. Aunque suene tan cutre, tan rancio, tan español, desgraciadamente una y otra vez se confirma que, en la Universidad, y salvo rarísimas excepciones, el que no tiene padrino, no se bautiza. Y casi cada nueva reforma de la Ley viene a consolidar más ese sistema.

Pues bien... los que no tenían nada que esperar, se dieron cuenta finalmente de que tampoco tenían nada que perder, con lo que finalmente lo único que han perdido ha sido el miedo a enfrentarse a quienes se pretenden intocables. Recurrieron el resultado y (por una vez, abriéndose un precedente) el Consejo de Universidades les dió la razón, y se anuló la prueba. Pero han ido a más: han recusado ahora, en el momento en el que se iba a repetir la prueba, a uno de los miembros del tribunal, por presunta connivencia con uno de los candidatos, y la recusación tiene visos de prosperar porque se apoya incluso en declaraciones ante el fiscal.... y han empezado a difundir el tema en la prensa. Hacen bien, porque lo que más favorece ese tipo de prácticas es el oscurantismo que rodea todo lo académico.

En fin, que la cosa se anima... Al final será quizás sólo una pequeña batalla, mera espuma de los días. Pero seguro que esa microrebelión consigue cambiar siquiera milimétricamente algo. Lo que no hace cambiar nada, lo que beneficia a los abusones, es el silencio. Aunque al final los sinvergüenzas se salgan con la suya (porque tienden a salirse con la suya, las cosas como son), que al menos se les atragante un poco. ¿No?.

Aquí está todo, o casi todo (porque la verdad es que los afectados miden cada paso, pues saben que se enfrentan a gentes muy poderosas no sólo en la Universidad, sino también fuera de ella).

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