Por fin la ví (y en el cine, a la salud de la industria; con lo que tuve que sufrir literalmente a una tribu de una minoría étnica, lógicamente porque si hubieran sido de la etnia dominante, faltaría más, no les habrían permitido entrar a una película de 18 con diez niños de entre 3 y 12 años que estuvieron toda la película dando la vara, pero quién se atreve a pedirles respeto de las normas a un vocinglero grupo perteneciente a una minoría étnica, comprendo a la cajera y a los porteros, yo tampoco me hubiese atrevido), y realmente es una película entretenida y bastante bien hecha (aunque con tanto expresionismo e hiperrealismo after-pop y after-punk de la muerte, se les ha olvidado canalizar la sangre derramada) . Una exaltación más del terruño, de la tribu, del orden, de la ley, de la violencia como instrumento para resolver diferencias... Una más, nada del otro jueves en ese sentido. Y todos sin conflictos internos de orientación sexual por más que el lobby rosa pretenda ver (e inducir a ver) lo que no hay. Ya está. No es más. Pero me ahorro más detalles, porque acabo de ver (sí, en el blog de uno de esos millones de veinteañeros hipercreativos que pueblan la web, y que nunca se enteran de las subvenciones de las que viven otros jóvenes menos creativos pero más prácticos) la mejor crítica sintética sobre esta película, justo aquí.
Ah, una recomendación a quienes siempre van navegando con prisa, picoteando flores sin orden ni concierto por la pradera electrónica: no se vayan del blog de ese chaval sin leerse (salvo que uno se la coja con papel de fumar, o el equivalente de género que corresponda) su "Miedo a ir al baño".
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