2019/06/19

La vida de las palabras

Pienso el título y me digo que "la vida de las palabras" ha de ser el leit motiv de más de una obra, y busco, pero no. Apenas aparece como título de este reciente libro de cuentos, que no me inspira, y en este artículo de Juan Antonio Millán de 1996 que sí tiene el sentido que yo quiero darle al término, pues es un artículo sobre diccionarios etimológicos del Español, y sobre el milenario recorrido de tantas palabras, a veces a través de numerosas civilizaciones. Tan compleja es la vida de las palabras que, hasta las que parecen más firmes (los nombres y apellidos de las gentes) derivan: el apellido del autor del diccionario etimológico que alguna vez utilicé en el siglo pasado, Joan Corominas (y aquel tochazo sólo podía estar publicado en Gredos) se transforma con el tiempo y los cambios políticos en Joan Coromines.

A lo que iba... La lectura de una entrevista al incombustible Ralf Nader, cuya obra conocí naturalmente a través de Gaviria, y con cuyos trabajos tanto aprendí en mi juventud, me hizo (volver a) pensar en la vida de las palabras. Sobre todo su referencia a las carencias que observaba, venía a decir, en muchos activistas, simplemente porque no leían lo que se escribió en los 60 y los 70 del pasado siglo. Tanto es así, que casi inmediatamente después me daba de bruces en El País con un artículo de opinión de una prestigiosa socióloga, y me parecía a mí que era un poco naïf, no en el sentido de simple o básico sino en el sentido adanista que tanto observamos en los últimos tiempos, porque parecía ignorar que todo eso estaba dicho, y con mucha más enjundia, por Bertrand de Jouvenel (otro de mis grandes inspiradores) hace medio siglo... ¡medio siglo! No se trata de que en un artículo de opinión haya que citar todos los antecedentes (aunque hay que reconocer que teniendo en cuenta lo pejigueros que nos ponemos en el mundo académico al evaluar esas cosas, no estaría mal hacerlo sintéticamente), pero vaya, si se habla de orígenes, hay que hablar de orígenes. Por lo demás, el artículo era muy interesante y estaba bien escrito, pero ese no era el tema.

Y es que ayer, en un descuido (de descuido en descuido entre lo que hay que hacer voy haciendo las cosas) preparaba también este texto para subirlo al Archivo de Textos. Y al releerlo veía cómo términos, conceptos, ideas que utilizábamos y manejábamos hace casi tres décadas, en realidad evolucionados de los que manejábamos hace cuatro (y otros manejaban hace cinco y seis) reviven, y además lo hacen vendidos como si fuesen un producto nuevo. Porque lo que no se vende como producto, no se vende (y es lógico: si sólo tiene valor de uso, pero no de cambio, de qué nos quejamos).  Pensaba en eso de la economía circular, por ejemplo. Pensaba en esto:


Y es que aprendimos tanto leyendo, como decía Nader, a los de los 60 y los 70...




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