...y confunden al destinatario. A veces parece que algunos libros los envía la gente por joder un poco. Me llega uno, que podría haber sido un trabajo razonable sobre cómo la gente se construye imaginarios del tipo de los que se construían hace cincuenta años las clases medias norteamericanas, para vivir en suburbia (¡mira que confundir suburbia con el campo...!), y que sin embargo termina siendo un mal libro más sobre supuestos neorrurales, al que hago un favor no citándolo.
Pero sobre todo -me digo, intrigado-, teniendo en cuenta que parece no haberse mirado ni por encima por ejemplo mis propuestas (por citar sólo las más antiguas) sobre la vuelta al campo, lo rural y lo urbano, sobre lo periurbano, sobre los espacios rurbanos, sobre la ocupación del espacio agrario para usos urbanos, y sobre todo sobre la urbe global (si lo hubiese hecho se hubiese ahorrado unos cuantos tópicos obsoletos, muy útiles para conseguir subvenciones del Ministerio de Agricultura, pero inútiles para explicar la realidad social y territorial), ¿para qué narices me enviará a mí el libro?. Ya digo: será por joder...
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