Cuando llegas del campo, agotado de a saber qué quehaceres, polvoriento y te dicen en casa que te están esperando en el lavadero unas forasteras (siempre exogamia) que se han presentado, a dedo desde Magallón, buscándote. Y te quedas sorprendido, aturdido, anonadado, embobado, encogido, asombrado, atontado, enamorado de quien abrazaste el día anterior, en el baile del casino, por primera vez.
Verano del 75 coloreado con IA. Las fotos B&W son de Rosa, la amiga de Tapy.
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