Siguen ahí los carteles electorales, prometiendo lo evidente (siempre está por venir lo mejor, sólo hay que afinar el plazo), jurando en vano.
Pero vistos a posteriori resultan en realidad premonitorios.
¿No es evidente que el todavía alcalde de Badajoz, por los pelos de Ciudadanos, tiene la sonrisa ladeada y forzada del que se ha librado por los pelos del tortazo, pero se sabe pillado por el carrito del helado?
¿Y no es aún más evidente que Monago tiene la expresión del que ha perdido?
Son auténticos fieras los estilistas del PP, fotografiando el futuro
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