¿Nueva ruralidad?

Los sociólogos advertimos a nuestros alumnos de administración de empresas que tengan cuidado con las organizaciones, departamentos, grupos ad hoc... que en cuanto un ente organizativo surge y se consolida, es muy difícil hacerlo desaparecer aunque deje de ser funcional. Aún cuando alcance a ser incluso disfuncional.

Por eso existe la ruralidad. Porque hay tanta gente viviendo de ello (no los supuestos rurales, que viven como los demás de la enseñanza, el arte, la investigación, el turismo, los servicios, la industria, la agricultura...) que es difícil que lleguen a desaparecer nunca las instituciones que supuestamente se ocupan de esa parcela de la realidad social.

Entonces, lo que hay que hacer es crear nuevas etiquetas que intenten retrasar al máximo el estadio de disfuncionalidad de la institución. Y si hubo neorurales, pues ahora habrá Nueva Ruralidad. El Atlas de la Nueva Ruralidad elaborado por una Fundación Catalana de... ¡claro, la ruralidad!, del que me llega noticia a través de la activa agrarista (y agrónoma) Alicia Langreo, va en esa dirección. Entiende en la breve introducción teórica que no hay diferencias (a veces parece que esté leyendo textos míos de hace quince o veinte años; aunque debe de ser un espejismo, pues no aparezco en la bibliografía), pero luego se trabaja como si las hubiera... porque el cliente manda.

Por cierto, que en la Fundación lo presentan como un trabajo sociológico, y a veces lo parece, pero es un estudio geográfico, netamente geográfico en muchos sentidos, y no porque se utilicen muchos mapas temáticos, sino por la propia epistemología... Pero, ciertamente, puede ser de utilidad para los sociólogos (catalanoparlantes, és clar) que trabajen esos temas de pueblos y ciudades, rústicos y urbanos. Y es agradable de ver (a mí los atlas temáticos siempre me han encantado); por eso lo pongo aquí. Por cierto... ¿por qué nadie se ocupa de los neourbanos?