Ni la Pantoja en sus mejores días... Mis últimas 36 horas han sido del tipo Muerto al llegar...
Me han perseguido casi simultáneamente de tres programas de televisión (de la misma cadena), por supuesto mi tertulia radiofónica, y de un periódico. Uno de los programas no conseguí esquivarlo, me pillaron desprevenido, y encima era el más tonto: un cutredebate de esos de magazine de media mañana, en el que tienen la desfachatez de no sólo no pagar sino encima hacerte firmar un contrato de cesión (gratuita) de imagen; y yo por que siga para adelante la tele regional, pues no les monto el pollo en directo, pero paso si siguen encargando el trabajo a productoras como esa, que encima está domiciliada en Madrid. A los otros creo que les bastará con un pequeño corte de esos grabado en mi propio despacho, o en algún marco incomparable de esos que les gusta utilizar a los cámaras, en el exterior de la Facultad. Y al último, de prensa, le dí las notas tan desarrolladas que finalmente me resulta más cómodo hacerle un breve de opinión para acompañar el reportaje que revisar lo que se me entrecomilla. Esto le he enviado, y saldrá el sábado o el domingo acompañando algún reportaje por aquí:
"SÓLO EL EMPERADOR DESNUDO JUEGA CON EL MÓVIL
Artemio Baigorri
Sociólogo, Universidad de Extremadura
Con las estadísticas podemos hasta volvernos locos. De alegría. Sobre todo si nos fijamos sólo en la cara de los datos, y no en el envés. Cuando miramos el envés, podemos hasta enfurecernos según en quién pensemos.
Así, el elevado número de "niños usuarios" que nos aparece refleja, sin duda alguna, la fuerte influencia que tiene la implantación de ordenadores en las aulas. Pero miremos el envés: después de Murcia y Canarias (que presentan porcentajes muy parecidos) Extremadura es la región con menor porcentaje de niños usuarios "desde casa". Ciertamente que el acceso a los ordenadores, aunque sea a ratitos y para menesteres muy concretos, en las aulas, convierte a nuestros niños en usuarios, como ocurre en el País Vasco, única región en donde en mayor procentaje se utiliza el ordenador desde el centro de estudios. Pero claro, en el País Vasco no se utiliza sólo "en el centro de estudios", pues el 92,4%, esto es la práctica totalidad, lo utiliza también en casa. Por el contrario, esas mismas tres regiones (Extremadura, Murcia y Canarias) destacan por tener un porcentaje sensiblemente superior de niños usuarios de cibercafés (en los cibercafés del Norte sólo hay inmigrantes y erasmus de Europa del Este).
Lo que los datos nos están mostrando es un profundo desajuste entre el acceso escolar a las TICS y el acceso efectivo, que es el que se realiza desde los hogares. Y ello explica el otro dato sólo aparentemente inexplicable: y es que el móvil es, además de un teléfono, el auténtico ordenador para pobres. Nuestros niños lo utilizan para consolarse porque no tienen ordenador. Y ello es especialmente grave, porque si la Sociedad Telemática ofrece grandezas y miserias a los usuarios, la cultura popular del móvil (sms, politonos, videojuegos prehistóricos, anuncios, seudonoticias sesgadas y cutrechats) resume lo peor de las TIC's.
Afortunadamente, y frente a esos nada positivos datos, estamos asistiendo a un cambio de orientación en profundidad en las políticas relacionadas con la Sociedad Telemática en Extremadura. Por fin se centran en el núcleo de la fractura social (el hardware, la infraestructura), y no en lo periférico (el software, que cualquier puede piratear, lo que no puede hacerse ni con un ordenador, ni mucho menos con la red telemática). En este sentido, la promesa de la consejera María Dolores Aguilar de entregar un portátil a cada nuevo universitario al matricularse me parece un avance radical (algo que habría que Educación debería extender a la FP, para hacerla más atractiva y porque así los ordenadores llegarían a los sectores sociales más débiles), o la apertura de nuevas líneas de negociación/presión sobre las operadoras telefónicas para la mejora de nuestras redes, sí que constituyen pasos reales en la lucha contra la fractura digital, esa nueva expresión de la desigualdad. Si efectivamente eso se traduce en la mejora de las redes de telecomunicaciones, y la dotación en el hogar de recursos, quizás podamos recuperar el tiempo perdido en la periferia del asunto."
En total, por tanto, cinco periodistas (digo yo) en 36 horas... y sigo vivo, y atendiendo a las actividades no mediáticas, incluidas las que me dan de comer...
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