está servida, y no es la de Iraq, ni siquiera la pachanga sanguinaria de Al Qaeda, que son guerras, ambas, del siglo XI. Se anuncia en voz baja, apenas se hacen eco los medios, todavía. Pero ya estaba advertida hace tres lustros, cómo no por Toffler, en "Guerra y antiguerra" (advirtamos por aquello de la perspectiva de género, que firmaba esa obra con su mujer Heidi).
Por cierto que encuentro últimamente al abuelo Toffler de vuelta a las políticas de progreso, por ejemplo declarándose dispuesto a votar por Obama.
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