Sociedad Telemática y Estado del Bienestar

El tema que María Sahuquillo, de El País, me pedía que evaluase, era la oferta electoral de Chaves: dar acceso universal a Internet a todos los andaluces. Pero al final, hablando y hablando, se tranformó en lo que creo que es el meollo de la cuestión: el derecho de todos los ciudadanos a estar conectados, si es que nos enmarcamos en un Estado del Bienestar. Pero ya tengo dicho lo que pasa con los periodistas hoy, tan ajetreados, que toman las notas a revoltillo. O ponen lo que has dicho en boca de otros, o censuran, o manipulan, o se equivocan, o el argumento queda incompleto... Hay que llevarlo con beatífica paciencia, todo sea por la (mi ex) profesión.

El caso es que mi planteamiento era el siguiente: por un lado, señalar la paradoja en la que nos hemos visto envueltos gracias a las políticas privatizadoras. De ser poseedor de las redes telemáticas, el Estado (en todas sus acepciones y niveles) se ha visto desprovisto de toda posibilidad de dotarse de esas redes. Esa es la primera cuestión que hay que resolver, porque la nueva situación no es aceptable, porque no es democrática: las compañías telemáticas, el mercado, no pueden estar en este ámbito por encima del Estado. Como no lo está, por ejemplo, con la educación, ni con la vivienda de promoción pública.

Y esta es la segunda parte, que creo que la periodista no captó bien, o no le supe transmitir bien: al igual que ocurrió con los servicios de correos, luego con los ferrocarriles, después con las líneas telefónicas, la educación incluso, el Estado se hizo cargo no inicialmente, sino cuando se vió que el mercado no podía acometer las inversiones necesarias, con la calidad y seguridad necesarias, para asegurar la universalidad del servicio, con independencia de que pudiesen convivir con inversiones privadas.

Es decir: en el ámbito de la Sociedad Telemática, y en tanto sigamos viviendo en sociedades capitalistas, debería existir un Sector Telemático público, que asegure un acceso básico y digno a todos. Es decir, no se trata de que el gobierno subvencione un acceso universal, porque eso empeorará las redes en términos globales. Para quien puede pagar las buenas redes telemáticas no debe de haber subvención alguna, sino protección al consumidor. Pero para quien no puede pagarlas debe de hacer una red pública, alámbrica o inalámbrica (por supuesto que hay que legislar y acabar con la imposibilidad de que un Ayuntamiento ofrezca acceso wifi gratuito, por ejemplo, en una barriada de clase baja). Eso es más importante que el Linux, e incluso más importante que los ordenadores en el aula, en donde hoy por hoy, todavía, sólo el profesor debería utilizar (él sí, con buenos proyectores o pizarras electrónicas) el ordenador, para exponer sus contenidos (otra cosa son las salas de informática, que esas sí que deben de ser estupendas, para las asignaturas que realmente requieran que todos los alumnos utilicen el ordenador, como la propia informática, matemáticas, estadística, etc, o para hace determinadas prácticas). La experiencia, por lo demás, muestra que los ordenadores en el aula, hoy por hoy, plantean problemas técnicos y económicos enormes (de mantenimiento y actualización) sin aportar ventajas pedagógicas, o incluso empeorando el proceso pedagógico. En cualquier caso no hay un acuerdo definitivo sobre su utilidad, mientras que sí hay acuerdo en que los que no estén conectados (no en el cole, sino en casa) se van a quedar rezagados, o quizás incluso excluidos.
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Ah... Otro interesante reportaje de la misma periodista (no, no es pariente, je)

Addenda:
Vale la pena echarle un vistazo a esta información/reflexión