2007/10/11

Francamente

El Presidente de la Tercera República Española (venga, a que sí... a que soñabas con ese momento al grabar el vídeo, picarón...!) hace su tradicional llamamiento, como cada año en el Día de la Raza, a que "francamente" (¿a qué me suena eso?, ah, sí, a un libro de saldo) los españoles de bien hagamos sentir a los españoles de mal que nos duele España. Así que me he puesto a buscar en la buhardilla todo el arsenal de signos patrios que a las huestes de Marianín el butanito les gustaría ver ese día en nuestros balcones, en lugar de, por ejemplo, ese antiespañol cartel del 0,7 (antiespañol porque pide dar dinero a los extranjeros).Para por si acaso, y ya que hemos perdido la práctica, aunque haré unos ejercicios, he restaurado un viejo aparato ortopédico que fue muy útil a tal fin.

Por supuesto, echaremos mano de un tocado ad hoc, aunque sea poco ad lib

...por si toca sacar a pasear de nuevo otro símbolo patrio sin igual: el brazo incorrupto

En suma, nos prepararemos para un rugir de banderas, al paso alegre de la paz

Ay, no, perdón... Que ahora son éstos (¿practicamos el juego de las diferencias, a ver si encontramos alguna?)

En fin, menos mal que nos queda Portugal (para huir cobardemente del Día de la Exaltación Patria, claro). Con lo fácil que tienen lo de amar a España: con que todos aquellos a quienes se les llena la boca de España pagasen sus impuestos religiosamente, no construyesen en donde no deben, no destrozasen con los quads y los todoterrenos los paisajes españoles, no arramblasen con el patrimonio, no se recalificasen terrenos entre sí, no colocasen a sus hijos incumpliendo las leyes, y no utilizasen, cuando por un casual los pillan, a los amigos, tíos, padres, hermanos que tienen en la judicatura... siquiera con con alguna de estas acciones, al menos a mí me convencerían de su amor a España. Pero la mayoría aman a su patria a la manera y modo en que la familia Pinochet, y sus huestes, amaban a la suya: para quedársela y ponerla a plazo fijo en un paraíso fiscal.

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