2007/10/16
El marketing contra la siesta
No importa que sean cada vez más los ayuntamientos españoles que incluyen entre sus ordenanzas la protección de la siesta. No importa que los guiris más inteligentes, que los hay, la hagan suya, o al menos adviertan a sus congéneres al respecto. No importa que los investigadores le descubran cada día nuevas propiedades, como al aloe vera y al pepino (y lógicamente, son los vendedores de colchones quienes difunden tales beneficios). Nada importa, porque las desalmadas mentes de los marketinistas españoles han decidido jodérnosla. Y lo hacen atacándonos con dulces vocecitas sudamericanas, en parte para embelesarnos, en parte para que nos den pena (pobrecita, le pagarán dos duros por estar molestándonos), pero sobre todo porque les resultan más baratas. Afortunadamente tengo un hijo adolescente, que mantiene permanentemente ocupado el teléfono desde que las llamadas nacionales son gratuitas (¿gratuitas? JA). Pero si por un casual no está mi hijo, la ecuatoriana de turno termina haciéndome la puñeta en nombre de Telefónica, o Ya.Com, o Seguros Santa Lucía, o la Biblia en verso... ¿No debería intervenir en esto la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones?
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A mí me pasa lo mismo, y además, si se te escapa un mal tono se ofenden lo que no está dicho. Es decir, te llaman a la hora de la siesta, a tu propia casa y además te dan lecciones de educación. Si mi abuela les cogiera el tfn....
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