2008/10/03

Vaya mesecito (perdón, vaya par de mesecitos...)

Vacaciones, lo llaman... He pasado de tanto en tanto por aquí, y me daba cosa ver el blog todo abandonado, pero siempre me ha pillado sin fuerzas. Y es que llevo dos meses de aúpa, y dicen que tenemos muchas vacaciones en la Universidad (sí, ya sé que hay quien tiene muchas vacaciones en la Universidad, y no sólo durante el verano; y muchos de ellos, como están tan cansados, y lo están porque es la generación que ha trabajado más duramente para apropiarse de la Universidad española como si fuese un cortijo, se están autojubilando anticipadamente cobrando incluso más, a los 61 años, serán jetas...).

Primero lo de Zaragoza, ese repentino encargo de debate-espectáculo que me partió el verano. Dos semanas infernales preparando algo (no pude convencer a Ibarra para que aparcase unos días las vacaciones, y hubiese dado mucho juego) que luego, en cierto modo (porque cumplir con el encargo, cumplimos sobradamente) quedó bastante deslucido respecto de mis expectativas personales. Nos redujeron tiempo, el protocolo nos quitó aún más tiempo, Tamames se nos pasó tres pueblos (osea, que vino como quien dice a besar el Pilar y a correr) y luego no supimos gestionar bien el tiempo de los participantes (hay quien ha nacido para predicar, y no tiene remedio).


(Algunas gentes del taller: José María Perea, Yo mismo, Cipriano Marin, Georgina Cortés, Mario Gaviria, Lola Sisternas, Aurora Pedraja y Patxi Tuñón)


Y luego que los años no pasan en balde; ni el grupo era ARRE, ni estabamos en un almacén de Alfaro, ni había caldereta para comer... Santiago Marraco, por ejemplo, era entonces un andalanio, no recuerdo si ya senador o sólo candidato, algo rojiverde (osea, lo justito de rojo y lo justito de verde, pero con buena voluntad) que prometía, y el otro día en Zaragoza era un abuelete retirado en Denia (que seguro que con su aspecto no desentona de los jubilatas suecos) que ya fue presidente de Aragón y director general del ICONA justo antes de que aquel ambivalente organismo desapareciese. Y eso que fue de los que, como hace treinta años en el Pignatelli, más sensatamente habló.

Eso sí, fue un gustazo reencontrarme con alguna gente a la que no veía desde hacía décadas, o a la que ni siquiera conocía físicamente. Como siempre, un rato con Cipriano Marín, como lo era en los tiempos ecotópicos de Alfalfa (que ni siquiera tiene voz en la wikipedia, ¿a qué esperas Cipri?) cuando la Ecología era una forma de vivir pero aún no algo de lo que vivir, un rato con él es un buen rato, una estupenda forma de perder el tiempo. Además me trajo unos libros preciosos sobre la iniciativa Starligth y sobre Doñana que se pueden disfrutar también on line.

Pero fue una paliza enorme (incluido un viaje de ida de 1.000 kms de coche, de los que no hacía desde hace años), un esfuerzo excesivo por los plazos y las fechas, totalmente desproporcionado. A ver si en otro rato cuelgo las conclusiones, a las que la prensa por cierto no hizo ni puñetero caso. Al día siguiente, los chocolateros de Logroño en el stand de La Rioja y las curiosas declaraciones de Bryce Echenique, muy relacionadas con la cosa (decía que una vez soñó haber estado en Zaragoza, y encima seguro que fue en la de Méjico, y que su tío bebía mucha agua... y por ir a decir tamañas tonterías supongo que le embolsaron medio kilo viejo y los viajes), llenaban las páginas de la prensa local. La recomendación de que el Senado ponga en marcha un Pacto por el Agua, seis líneas perdidas en sólo uno de los periódicos. Eso sí, cuando presentamos las conclusiones era divertido ver delante como veinte periodistas y seis o siete cámaras de televisión, como si atendieran a nuestras explicaciones...


Y ese estrés añadido, tras un estresante final de curso y una estresante puesta en marcha de una investigación, se paga, claro. De forma que la semana que creia que descansaría, al solcito de Sesimbra, me la pasé encerrado con unas anginas como no recordaba. Durante dos o tres días no podía tragar casi ni agua. Cada gota de saliva que tragaba era como un parto hacia dentro.

Y luego el bricolaje, claro. Que para eso dicen otros que esté el verano... No te joroba... Y obras, y mi niña que entra en la Companhia Nacional do Bailado, y ella loca de alegría, y todos porque así estará más cerca y la veremos más... y, claro, eso es una mudanza de Madrid a Lisboa. Cuando iba a empezar el que creía el primer fin de semana de relajo, ya recuperado de las anginas, se presenta en Sesimbra con un furgón enorme de esos que llevan los gitanos a los mercadillos, lleno hasta arriba y conducido por un amigo que sí tiene carnet. Ese fin de semana fue apoteósico: entre las tres generaciones que coincidíamos, los amigos, las visitas, el fontanero empeñado en adosarse al grupo y los montadores (pésimos) de Ikea, andamos por la casa unas quince personas, cada cual a su bola, claro está... Aquello era el camarote de los hermanos Marx, hasta tal punto que ir a Lisboa a echar una mano para buscarle alojamiento (menuda suerte, encima el primer piso al que va es estupendo, con una compañera de piso estupenda, en un lugar estupendo, con unas vistas que quitan el hipo...) era incluso una liberación...


Y así pasó agosto... Ni playa, ni montaña, ni urbe ni campo... Trabajo y domesticidades...

"Bueno, pero como en septiembre aún estáis de vacaciones en la Universidad....". De verdad, a veces es que dan ganas... En un mes he tenido tres exámenes; he vigilado otros dos; he co-rredactado una comunicación de congreso (incluidas dos noches sin dormir porque ni yo ni la coautora habíamos hechos los deberes); he tenido tareas de organización y de hospitalidad en otro congreso en casa, para el que me tocó además preparar ponencia de plenario (y bueno, también noche loca, para qué negarlo si para eso están los congreso, y cualquier día cuelgan por ahí las fotos del caraoque que hizo la pupila de FE) y explicación turística nocturna por Elvas; he estado en un curso en el CEDREAC de Cantabria (también accidentado, porque confíaba en dar los últimos retoques en las dos horas perdidas en la T4, pero Blanquita (mi pequeño Ahtec de 10 pulgadas) se puso muy malita (tanto que la tengo cambiándole el disco duro, sólo ha durado dos años, nunca me había ocurrido, así que ojo con la marca); he tenido grupos de discusión con emigrantes en Barcelona, Santa Coloma, Sant Feliú de Guiíííxols, Santurtze e Intxaurrondo (otro día contaré con qué naturalidad se puede decir "soy catalana" y hablar a la vez de "mi pueblo" refiriéndose al de sus padres en las Hurdes; no lo entenderían los cenutrios nacionalistas, claro); dos sesiones de trabajo a fondo con tesitandos; otra sesión con el grupo de investigación...

(El que no tiene embajada es porque no quiere: aquí, en la embajada de Extremadura en Catalunya)

(Y con la gente de Santurtze, casi todos soñando con la vuelta)

Y algo se me escapa, seguro, alguna otra tarea de esas que no se ven, como los trabajos de Cenicienta... Ah, sí, coñe... , me olvidaba de los suizos. Hay que ver, cómo voy a conseguir sexenios (aún me tengo que oir que el prevaricador que me lo negó es una bellísima persona; sí, claro, estamos en España: los amigos de mis amigos son mis amigos) con lo mal que me vendo... Nada, que un buen día de finales de agosto me llama un periodista suizo, del Tagernoséqué, para entrevistarme nada menos que como "experto en la borrachera española" (osea que al mal francés le sigue la borrachera española), lo cual me otorga sin duda un status ya definitivo para ser catedrático, no veas... Pero es que tras él se pone en contacto otro, esta vez del cantón francés... El asunto es que están acojonados porque en Ginebra VA A HABER BOTELLÓN (saltan todas las alarmas calvinistas). Miren ustedes, qué tristeza de botellón, si hasta lo hacen bajo la mirada amenazante de los reformadores...


Bueno... El asunto es que me hizo gracia cómo se traduce la ética protestante en tantos detalles. Al día siguiente, la prensa de todos los cantones hablaba del asunto, pero todas reproducían y citaban fragmentos de la entrevista del periódico que me la hizo. Para luego aquí...

Osea: un periodo vacacional intenso, como ven...

Y los meses que vienen no son más descansados. El estudio sobre la emigración extremeña y el potencial de retorno que estamos realizando me va a tener pringadísimo hasta febrero... Parte del equipo están sobreexcitados por los viajes al extranjero que toca hacer... Yo ya estoy agotado con las tournées de Cataluña y el País Vasco, y aún me quedan las del Ebro (Zaragona, Navarra y La Rioja), Suiza, Bélgica y Argentina (bueno, ese me apetece). Contaré las andanzas, claro... Que si no Fran me riñe, que no se monta un chiringuito para tenerlo luego abandonado.... Soy tan poco constante, que no logro entender mi adicción al trabajo.

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