2008/06/05

Vistos de cerca

los locos de la colina pierden todo el interés. Sólo son tarados. Es como esa chica toda ad lib que va caminando unos metros por delante, su sedosa cabellera de miel al viento, sus pies de talón impoluto apenas abrazados por sandalias de cuero, cuya visión pone en marcha tus automatismos cerebrales (que no instintos, que para eso soy sociólogo) y hace que tus pies aceleren el paso (lo que, dicho de paso, tu corazón-válvula agradece). Y la alcanzas, y es entonces cuando se nota que su blusa holgada no puede disimular las enormes cartucheras, y que el pelo (estropajoso de tanto tinte barato) deja asomar unas raíces negras de semanas, y miras de reojo al adelantarla y ves esa cara de sapo... Y tus piernas te lo agradecen, porque ¿quién te manda acelerar así el paso a estas horas?.

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