2013/12/15

Si la inteligencia está repartida según una distribución normal, ¿por qué no confiar más en "el público"?

De hecho, resulta que (faltaría más) las encuestas sociológicas de opinión son mejores predictores de la realidad económica emergente (es decir, virtual en el sentido clásico del término, o que-tiende-a-realizarse), para bien y para mal, que cualquier laboratorio econométrico (compuestos básicamente, en realidad, ni siquiera por economistas, sino por matemáticos que sólo han estudiado Matemáticas, pero no Economía, ni menos aún Sociedad). 

El martes tocaba debatir en la tertulia, entre otros temas, las contradicciones entre "el ánimo de la gente" y los indicios macroeconómicos de recuperación. Uno tiende a pensar a priori, y así lo pensé al recibir el día anterior el temario de la tertulia, en que hay una lógica en que la gente siga desanimada, hasta que no empieza a ver claras señales de mejora económica en su entorno. De hecho, es difícil hablar hoy todavía con alguien "experto" que no hable en términos depresivos de la situación económica. Es curioso porque, a pesar de que sabemos que se trata de un hecho cíclico, cuyo ciclo aproximado ya fue descubierto por las Ciencias Sociales, incluso entre quienes se dedican a éso es habitual ese discurso catastrofista de que "es que esta vez...", "esto no volverá a ser lo que era...", en fin, lo que se dice en todas las crisis.

Pero, como en tantos otros asuntos, la realidad es muy otra cuando la observamos con los ojos de la Ciencia (sociológica, claro). Como en la otra Ciencia (la de las cosas), los sentidos (es decir, lo que observamos de forma más inmediata, y hay que tener en cuenta que justamente eso es lo que nos transmiten los medios) pueden engañarnos.

Ya que andaba enredando en el servidor del CIS, buscando encuestas referidas a una temática concreta, me metí a ver las series históricas existentes de la pregunta del barómetro referida a la situación económica. No acudí al indicador anunciado por el propio CIS, pues la serie histórica sólo recoge hasta 1996 (¿será por lo que voy a comentar inmediatamente? no pensemos mal... aún); sino a las series históricas en el Banco de Datos.Y construí mi propio indicador para esa serie, que conecta la anterior Gran Crisis con la presente. 

Las opciones de respuesta, a la pregunta "Valoración de la situación económica actual de España", son "Muy Buena, Buena, Regular, Mala o Muy Mala". De un lado quité los NS/NC (aunque he comprobado que cuanto peor está la cosa, menor es el porcentaje de no respuestas e indecisiones), y de otra parte decidí que los Regular no los contabilizaba, pues lo mismo pueden ser interpretados en uno u otro sentido, y por tanto podrían ser sujetos a discusión estéril. Así que simplemente, a los Muy Buena les dí un valor de 4 y a los Buena un valor de 2, y las mismas proporciones pero en negativo para los Muy Mala y Mala, respectivamente.

Bien. Pues al hacerlo (aquí se puede descargar la hoja) me quedo sorprendido porque la curva del  indicador resultante resulta que halló su punto de inflexión nada menos que en el mes de marzo de 2013, esto es casi medio año antes de que los analistas económicos al servicio del Gobierno y la Banca (obsesionada por hacernos pensar que estamos mejor de lo que pensamos, porque así pensamos menos en quienes son los causantes de nuestro malestar) empezasen a pregonar los 50 parados menos, y tantos otros indicadores de mejora, leve levísima, pero mejora. Curiosísimo.

Me acuerdo entonces de lo que es una de mis obsesiones demoscópicas: la facilidad con que el PP construyó el mito de que Aznar y Rato habían "salvado" la economía española, cuando la realidad fue que la Economía española se había salvado sola, por los vientos de cola (exteriores) cuando el PP llegó al poder en 1996. Pero es alucinante cómo la población española, incluso la mejor informada, sigue creyendo el mito Aznar. Pues bien, miro hacia atrás, y compruebo cómo efectivamente, también en esa crisis, la opinión pública fue un mejor predictor de la mejora de la economía: en 1993 se produjo el punto de inflexión en el indicador. No es que a partir de ahí la valoración fuese positiva; pero empezó la recuperación del estado de ánimo. Y vemos que se cumple en todos los momentos críticos o recesivos.


Pero lo que me parece realmente interesante no es tanto la capacidad de la mente colectiva de percibir la mejora, antes que los laboratorios econométricos. Lo que me parece realmente importante es la capacidad de presentir las propias crisis. Si nos fijamos en los puntos de inflexión de los picos positivos, veremos que también se producen mucho antes de que la intelligentsia económica de la nación (especialmente del gobierno de turno) los alcance a confirmar. Sin duda la sociometría (no utilizo aquí el término en referencia  la técnica de Moreno, sino que es un juego de palabras) es una herramienta mejor que la econometría; o lo que es lo mismo, si Zapatero le hubiese hecho más caso al CIS que a su Gabinete Económico, seguramente no habríamos caído tan bajo.

En cuanto al concepto de público que utilizo en el título, naturalmente es el que apuntaron Le Bon y Tarde desde la Psicología Social, y al que Park le daría una vertiente más sociológica.

¿Cual podría ser la enseñanza en términos electorales? No, de nuevo no es lo que parece. El que realmente se haya iniciado la recuperación no significa que necesariamente el público vaya a premiar a quien esté en el gobierno en el momento de convocar las próximas elecciones. Obsérvese cuánto se había recuperado no sólo la economía propiamente dicha, sino sobre todo el estado de ánimo (tres años llevaba mejorando) en las elecciones de 1996. Sorpresas nos da la vida, la vida nos da sorpresas... Y sí, quien a hierro mata, a hierro termina.

Addenda
Para quienes no creen en la naturaleza cíclica de los procesos sociales, al menos en lo que a la Economía se refiere, no tienen más que mirar las fechas de los puntos de inflexión de las crisis: 1983, 1993, 2003...2013. ¿Casualidad?. No lo creo.

El problema de los ciclos es que son visualizados de forma inadecuada; se entienden como algo meramente circular, cuando la dinámica cíclica no es circular, sino espiral, expandiéndose el radio del círculo de salto a salto. Desde el origen mismo de la vida. Yo intento explicar a mis alumnos la evolución social utilizando entre otras estas ilustraciones.

Y desde luego el indicador que estamos considerando va claramente en esa dirección: hay un ciclo, sí, pero no tiene exactamente las mismas características. Por lo pronto, cada nuevo proceso crítico es más grave, o es sentido más dolorosamente por la sociedad. El radio del circulo del dolor social es mayor.

Aunque sobre esto también podemos hacer alguna reflexión. Si tenemos en cuenta que, a pesar de lo dramático de la situación social, no ha habido en España, Portugal, ni siquiera en Grecia, graves (digo graves de verdad) revueltas sociales, ¿realmente es cada vez más grave el daño social, o es que la sensibilidad, como umbral del dolor social, se va expandiendo a medida que evolucionamos?



Cómo citar:
Baigorri, A. (2013), "Si la inteligencia está repartida según una distribución normal, ¿por qué no confiar más en "el público"?",  http://baigorri.blogspot.com.es/2013/12/si-la-inteligencia-esta-repartida-segun.html, Recuperado el [fecha de lectura]

2 comentarios:

  1. So great!, va a mi Twitter @J_Andres_DG

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    1. Pues gracias, José Andrés, no había visto el comentario

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