Es fácil quedarse enganchado de los encartes que entre película y película emiten en el Paramount Chanel. Escenas comentadas, cortes de entrevistas a actores o directores, detalles de los efectos especiales o del maquillaje de una actriz... Son pequeñas perlas en las que se sintetizan, muy bien rematadas por frases tomadas de los críticos cinematográficos, grandes películas. Después del desayuno tardío de los sábados eso me ocurre de forma bastante habitual...
Pero hoy me han hecho pensar en algo más que en las propias películas: en los dichosos derechos de autor. Porque obviamente la Paramount, como actor social, es una clara y viva expresión de quienes han emprendido en la última década la batalla de los derechos de autor, convirtiéndonos a la mayoría de los humanos de este planeta en delincuentes culturales, ladrones de derechos de autor.... Pensaba en eso mientras leía las agudas frases de algunas crítica de El Padrino II, por ejemplo, que según el sketch de la Paramount venían firmadas por "El País", "Le Monde", "The New York Times"...
¿Desde cuando los periódicos escriben, por sí mismos, en tanto entes, persona jurídica al decir del argot legal, críticas de cine? Dando por hecho que unas son aburridísimas y falsarias, y otras auténticas joyas literarias, las críticas las escriben críticos. Que tienen nombres y apellidos. Que son AUTORES.
¿Por qué quienes nos piden (perdón, exigen bajo amenaza de la ley) tanto respeto para con ciertos conceptos de la autoría, son tan poco respetuosos para con otros?
Y es que así es todo en esta vida, este mundo...: una sucesión de contradicciones
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