2011/06/05

Erudición a la violeta o inanes del conocimiento


Este va a ser un comentario particularmente erudito. Porque sí; porque aunque siempre he despreciado a los pedantes, también he respetado profundamente a los eruditos, y  reverenciado el saber. No el saber que está ahí, al alcance de cualquiera pero que no coge cualquiera, sino el Saber acumulado por el esfuerzo individual o colectivo de mentes humanas concretas e individuales.


La cosa va de que una compañera de departamento nos envía al resto de compañeros este artículo, de un filósofo y doctor en Sociología que no me suena; pero gracias a Internet veo que se trata de un March boy, osea gente guapa con apellido compuesto que se recicla en la Fundación Juan March (la del banquero de Franco), publica en Katz y pasan por Yale y tal. Osea, deduzco, de la nomenklatura -ya me corregirá el autor si me equivoco-. Hay que leerlo por tanto, me digo, porque el capital cultural garantiza una cierta calidad en el discurso. Y sí... bueno... vaya, no está mal.... Pero me resulta algo fofillo, no sé..., tiene garra pero no termina de arañar. El caso es que me sugiere un "responder a todos" con esta reflexión al respective, que una vez elaborada me ha parecido más apropiada para el blog que para el correo interno.
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Vale, es un artículo interesante, en la línea de los planteamientos que repite Juan Carlos Rodriguez Ibarra, quien viene a decir que ya no hay que estudiar porque para esto está Wikipedia, y que todo lo que hay que hacer es imaginar (no es este el momento, con la que cae, para entrar a fondo con el dichoso gabinete de naranjitos, que no sé yo si han imaginado algo, pero desde luego han consumido con auténtica fruición recursos muy necesarios para el desarrollo real). Y como a Rodriguez Ibarra (he comprobado de forma recurrente que, curiosamente, es también algo bastante común a muchos sociólogos modernos, a menudo faltos de erudición) le fallan algunos conceptos de base. Pues confunde la erudición con la "erudición a la violeta", que es a la que el autor se refiere como ya lo hiciera hace dos siglos y medio, y hay que reconocer que con mejor estilo, don José de Cadalso. Y mezcla conceptos, y lógicamente se confunde, a mi juicio: pues paradójicamente Internet potencia la superespecialización (vinculada estrechamente a la erudición), conectando a través de la noosfera a los eruditos del planeta, quienes crean en la nube grandes repositorios de erudición para el uso de los creativos, quienes sin el trabajo de los eruditos poco podrían crear. Pues como dicen los clásicos del arte,  la Sociología y la panadería, sin sudoración no hay inspiración. 


Lo que no han entendido quienes confunden la Wikipedia con la ciencia infusa es que las cosas ya estaban antes en las enciclopedias, aunque costase un poco más buscarlas (y transportarlas, e incluso usarlas, porque eran pesadísimas). La diferencia estriba en que la Wikipedia pone la enciclopedia al alcance de mucha más gente, y en muchos más espacios físicos; es una enciclopedia ubicua. Esa es la clave que algunos venimos apuntando desde hace (ya) décadas. Pero sin cabeza (y sin algo dentro) no hay dios que saque nada de provecho de la Wikipedia.


Aparte de eso, entiendo que el autor está muy cabreado con algún catedrático de Sociología V (si es que piensa en términos sociológicos, pero puede que en realidad siga pensando en términos filósoficos), que es en donde supongo que se concentran  los expertos en Habermas, y no me extraña, porque motivos no faltan para estar cabreado, o indignado a la violeta, con los catedráticos en general. Personalmente, de los eruditos de tribunal en particular (especie a la que el autor ataca con especial pasión) también estoy hasta las narices, pero no entiendo ese bienqueda de género que introduce ("El erudito suele pertenecer al género masculino. Carece de sentido del humor y adopta un tono severo y grave ante la estupidez circundante", dice), supongo que para halagar al género emergente; porque casualmente la erudita más estúpida que he observado en un tribunal era una mujer, qué cosas, corrigiendo (entre pis y pis, pues además le encantaba molestar y despistar la atención levantándose a mear cada cinco minutos) pejiguerías que no cambiaban ni mejoraban ni empeoraban nada, pero permitían demostrar lo erudita que ella era, supongo que para sentirse fina y segura. Esa sí que respondía a las características del fenotipo supuestamente masculino que el autor describe. Y es curioso, pero son mujeres las que más a menudo me hacen correcciones gramaticales del tipo justamente de las que el autor del artículo consideraría como "correcciones eruditas". 


También estoy hasta las narices, al igual que el autor del artículo aunque él no llega a expresarlo en los mismos términos, de quienes hacen ejercicio de erudición sin aportar nada nuevo, o realmente nuevo. Y ya no digamos de los infraeruditos que andan siempre nerviosos buscando el fallo del que sabe más, en vez de aprendiendo más.


Otra cosa con la que estoy de acuerdo con el autor: antes eran más difíciles de pillar plagios y refritos.




Por cierto, y aunque no venga al caso (o sí), ahí va una muestra de erudición comme il faut (toma ya, pedantería): lo que hizo Cadalso fue describir avant la lettre (¡hala, otra más!) el Espacio Europeo de Educación Superior, osease, Bolonia. De verdad, describe muy bien el documento ANECA, los prolegómenos de la ficha, el portfolio, el schedule, las competencias y la intemerata. 

2 comentarios:

  1. qué bonita flor!!!!

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  2. Pues felicita al autor, siguiendo el link de la foto
    http://plantamedicinales.net/category/planta-violeta

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