2008/10/19

Un día entero y verdadero

Para mí. Con nada, con nadie. Hay cosas pendientes, claro, que esperen por un par de días. Hacía ni se sabe que no me regalaba un día a mí mismo. Que en realidad empezó anoche permitiéndome las dos horas y pico de "Desde la terraza" (1960), que aunque los estúpidos de los críticos no la valoran, es un magnífico fresco sociológico que se anticipa a los mejores retratos de la América de los '60, que el olvidado pero agudísimo sociólogo Vance Packard supo reflejar muy bien en "The pyramid climbers" (1962), y Galbraith en "El nuevo Estado Industrial" (1967). Ahí están todos los personajes, los papeles sociales de la última fase de la Sociedad Industrial en el momento mismo en que emergía. Y Paul Newman está soberbio, por supuesto, en su papel de obsesionado por el status y la ascensión social. Y no digamos la música de Elmer Berstein...! Búsquenla, véanla...

Y he dormido ¡8 horas!. Y después de superar la duda entre el bolo de chocolate y el de laranja tomando de los dos para desayunar, un paseo por las estribaciones de la Arrábida, esplendorosa a cualquier hora y especialmente brillante por la mañana.

He descubierto una aldea que no conocía, cuyo nombre me guardo, porque me ha gustado mucho, con muchos caminos que recorrer.


Aunque hemos llegado a un punto que a ver quién se atreve a beber de una fuente desconocida, basta mirarla para refrescarse sin tener que beber.


He hecho apetito. Y apetecía hacer el peixe espada preto a la brasa, pero me ha dado pereza encender, así que lo lo he hecho en la sartén. Con unas patatas simplemente cocidas y aliñadas con sal y aceite, y una ensalada de papaya, que anda delicado el estómago últimamente con tanto estrés es tres... ¿El vino? Un tinto honesto del Alentejo. Casi no hay vinos malos hoy en día (salvo en Francia, claro).

Después de una seudosiesta, un paseito por la playa, recogiendo cristales de colores


Y luego a Espichel, a ver ponerse el sol bajo sus acantilados. Ha habido suerte, porque había otro solitario (éste mochilero), pero justo se largaba cuando yo llegaba.


Un sólo email he enviado, y uno sólo he leido. Ningún sms, y una sola llamada.... Y desde ayer va en el coche Ariel Rot con sus duos, tríos y demás, más Exile on Main Street que nunca... Genial. Qué cosas... De joven me gustaba mucho más su hermana, pero ahora disfruto más con él (alguien me acusará de machismo por ésto, pero sólo es que de joven era un vulgar rockero, ahora es un viejo rolling stone).

Remato el día con algo de trasnochada, pero mañana no pienso madrugar, para volver a hacer las ocho horas. Voy a Lisboa a recoger a mi hija en el aeropuerto, y a estas alturas me confundo con el horario y llego una hora antes, así que hecho un rato por el centro comercial que hay junto a la Estación de Oriente, y alucino una vez más de que un domingo estén abiertos todos los comercios a las 10:30 de la noche. Y yo agobiándome porque llevo unos meses sin fines de semana libres.... Se termina haciendo tarde en hora española, pero a cambio he visto a mi hija, y encima me ha prestado (insiste, con la fuerza de la juventud que defiende el fetichismo del producto regalado por el autor) para el camino el disco de un grupo que viene de Chicago (ay, Chicago, cuándo volveré allí...), y que promete. A mí me suena así como a influencias muy directas de Pat Metheny, Milton Nascimento y también Hans Zimmer, y se llama Matt Geraghty Project. Creo que son buenos, pero claro..., uno empieza a estar gagá en estos asuntos.

¿Por qué no tendré más días así? Quizás mañana me lo quede también para mí...


Esta tarde me rozaba, pisando la arena, un pensamiento: dejar que el agua borre tus huellas...


Ignoro si me pertenece, ni como sujeto, ni como objeto. En fin, algo así...

- Puto dominguero -dirá alguno
- Bueno... sí.... no sé... véte tú a saber

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